Nació en una hacienda de cacao, de Rio Chico, estado Miranda, el 10 de julio de 1926, su padre fue montonero y estuvo varias veces en prisión; su madre fue integrante de la “Agrupación Cultural Femenina”, le enseñó a defender la condición de ser mujeres y de ser afrodescendientes.
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"¡Nunca me he dejado humillar, ni por mujer ni por negra!...
Gracias a los valores que me enseñaron mi madre y mi padre!"
Si algún modelo hay que seguir en la historia de las africanas y sus descendientes en las Américas y el espacio Caribe, es el modelo de personalidad política de ARGELIA LAYA.
Docente, Guerrillera, Madre, Mujer humana y Humilde son calificativos con que pudimos describir a esta afrodescendiente que había nacido en las primera décadas del siglo XX en el pueblo de San Antonio de El Guapo, región de Barlovento, Estado Miranda.
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"¡Nunca me he dejado humillar, ni por mujer ni por negra!...
Gracias a los valores que me enseñaron mi madre y mi padre!"
Si algún modelo hay que seguir en la historia de las africanas y sus descendientes en las Américas y el espacio Caribe, es el modelo de personalidad política de ARGELIA LAYA.
Docente, Guerrillera, Madre, Mujer humana y Humilde son calificativos con que pudimos describir a esta afrodescendiente que había nacido en las primera décadas del siglo XX en el pueblo de San Antonio de El Guapo, región de Barlovento, Estado Miranda.
Ella heredó el coraje de las africanas, que en situación de esclavitud se rebelaron contra el sistema esclavista implantado en esta región en la época colonial venezolana.
En Barlovento existieron más de cien mujeres cimarronas que se alzaron y construyeron espacios libertarios llamados CUMBES, gesta que la historiografía oficial no recoge en los textos escolares. Siendo muy joven se incorpora al Partido Comunista de Venezuela a luchar contra la injusticia social y por los derechos mujer.
En la vida hay mujeres y hombres maravillosos, ejemplares, de esos que dejan huella por donde pasen. Una de ella es Argelia Laya, combatiente como pocas por los derechos de la mujer en este país.
Se destacó desde joven en la lucha social y usó todas las trincheras que le fueron dadas, desde la guerrilla hasta el Parlamento, pasando por las aulas, las diversas comunidades donde vivió y las organizaciones donde hizo vida política como el PCV
Se incorporo a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, es decir tomo un fusil, ante las injusticias que veía a diario en los balbuceos de la democracia representativa. Estuvo destacada en los frentes guerrilleros que existían en el Estado Lara. Corrió los mismos riesgos que los hombres en las montañas ríos y espacios urbanos por sus ideales. Sufrió persecuciones arrestos y torturas.
Se recuerda su predica por la aprobación de instrumentos legales que le abrieran espacios a las mujeres. En especial, su lucha para que los partidos asignaran una cuota puntual al liderazgo femenino. El MÁS lo estableció, pero pronto se convirtió en una entelequia.
Argelia se nos fue hace algunos años (no importa cuantos). Murió en su ley, dijo todo el mundo y tenían razón. A pocos seres le es dado morir haciendo lo que más les gusta y Argelia lo pudo hacer.
De muchas de las personas que he conocido en mi vida, en este avatar que llaman política, que para uno termina siendo la vida misma y que hoy ya no están, tengo dudas sobre cuál sería su participación en este proceso, pero con Argelia no tengo ni una, sé, lo sé de corazón, que estaría compartiendo, combatiendo, celebrando esta oportunidad de ver hecha realidad lo que tanto trabajó, por lo que tanto luchó. Y cómo no sentirse satisfecha, de ver por ejemplo, el reconocimiento del género en la Constitución Bolivariana de Venezuela, lo que ha facilitado nuestra visibilidad social.
Cómo no se sentiría feliz, si ve como el quehacer doméstico puede ser reconocido como un trabajo, valorado como tal. Cómo no estallaría de gozo al ver a muchas de sus compañeras, laborando en pro de la mujer venezolana, en diferentes instancias, con roles protagónicos y participativos y ahora con esa norma que se aprobó, de darle el 50 y el 50 % de participación a las mujeres en la conformación de las plancha.
Hemos querido recordarla y darle éste pequeño homenaje a su memoria, a su recuerdo, a esa llama siempre viva que se llamó, que se llama Argelia Laya.
En la vida hay mujeres y hombres maravillosos, ejemplares, de esos que dejan huella por donde pasen. Una de ella es Argelia Laya, combatiente como pocas por los derechos de la mujer en este país.
Se destacó desde joven en la lucha social y usó todas las trincheras que le fueron dadas, desde la guerrilla hasta el Parlamento, pasando por las aulas, las diversas comunidades donde vivió y las organizaciones donde hizo vida política como el PCV
Se incorporo a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, es decir tomo un fusil, ante las injusticias que veía a diario en los balbuceos de la democracia representativa. Estuvo destacada en los frentes guerrilleros que existían en el Estado Lara. Corrió los mismos riesgos que los hombres en las montañas ríos y espacios urbanos por sus ideales. Sufrió persecuciones arrestos y torturas.
Se recuerda su predica por la aprobación de instrumentos legales que le abrieran espacios a las mujeres. En especial, su lucha para que los partidos asignaran una cuota puntual al liderazgo femenino. El MÁS lo estableció, pero pronto se convirtió en una entelequia.
Argelia se nos fue hace algunos años (no importa cuantos). Murió en su ley, dijo todo el mundo y tenían razón. A pocos seres le es dado morir haciendo lo que más les gusta y Argelia lo pudo hacer.
De muchas de las personas que he conocido en mi vida, en este avatar que llaman política, que para uno termina siendo la vida misma y que hoy ya no están, tengo dudas sobre cuál sería su participación en este proceso, pero con Argelia no tengo ni una, sé, lo sé de corazón, que estaría compartiendo, combatiendo, celebrando esta oportunidad de ver hecha realidad lo que tanto trabajó, por lo que tanto luchó. Y cómo no sentirse satisfecha, de ver por ejemplo, el reconocimiento del género en la Constitución Bolivariana de Venezuela, lo que ha facilitado nuestra visibilidad social.
Cómo no se sentiría feliz, si ve como el quehacer doméstico puede ser reconocido como un trabajo, valorado como tal. Cómo no estallaría de gozo al ver a muchas de sus compañeras, laborando en pro de la mujer venezolana, en diferentes instancias, con roles protagónicos y participativos y ahora con esa norma que se aprobó, de darle el 50 y el 50 % de participación a las mujeres en la conformación de las plancha.
Hemos querido recordarla y darle éste pequeño homenaje a su memoria, a su recuerdo, a esa llama siempre viva que se llamó, que se llama Argelia Laya.
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