lunes, 15 de enero de 2018

El Papa Juan Pablo II Declaró Venerable al Dr. José Gregorio Hernández hae 32 años (1986


El año de 1986 ocurrió un evento importante para la feligresía
venezolana. El hasta entonces Papa Juan Pablo II elevó a José Gregorio
Hernández de la categoría Siervo de Dios a Venerable, antepenúltimo
escalón en el camino a la inscripción como santo de la Iglesia
Católica.

“Saludo a la peregrinación de Venezuela, en honor del venerable José
Gregorio Hernández (…) Que vuestra visita a la tumba de San Pedro os
ayude a incrementar vuestra fe y vuestro amor a la Iglesia”, expresó
el Papa el día 16 de enero de 1986.

José Gregorio Hernández fue un médico, científico, profesor y
filántropo de profunda vocación religiosa. Nació el 26 de octubre de
1864, en Isnotú, estado Trujillo, en el municipio Rafael Rangel.

El 29 de junio de 1919 murió trágicamente al golpearse la cabeza con
el borde de la acera luego de ser atropellado por un vehículo en la
esquina de Amadores, La Pastora, en Caracas.

Actualmente, sus restos reposan en la iglesia de La Candelaria,
ubicada en el centro de Caracas, después de estar por mucho tiempo en
el Cementerio General del Sur. Era la tumba más visitada de dicho
cementerio.

Actualmente está en proceso de beatificación y posterior canonización.
Recientemente ha crecido la expectativa entre los fieles sobre su
posible beatificación, debido a que el 25 de septiembre de 2013 Su
Santidad el Papa Francisco manifestó interés por la causa de José
Gregorio Hernández Cisneros, quien nació el 26 de octubre de 1864 en
Isnotú, una pequeña y humilde localidad que en aquella época era
capital del Municipio Libertad del Distrito Betijoquee, actualmente en
el Municipio Rafael Rangel del estado Trujillo.

Fue el primero de seis hermanos, hijo de Benigno María Hernández
Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, de ascendencia
colombiana y canaria, respectivamente.

Por línea materna descendía del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros
(más conocido como Cardenal Cisneros), quien fuera confesor de Isabel
la Católica, fundador de la Universidad de Alcalá y gran impulsor de
la cultura en su época; y por vía paterna, a través del linaje de un
tío bisabuelo, se emparentaba con San Miguel Febres Cordero (Francisco
Luis Florencio Febres-Cordero Muñoz), eminente educador y escritor,
miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de
la Real Academia Española.

Toda su infancia la vivió en su pueblo natal, su madre se dedicaba a
labores del hogar y su padre era dueño de un almacén de mercancías
secas, víveres y farmacia. Recibió el sacramento del Bautismo el 30 de
enero de 1865 en el antiguo Templo Colonial de Escuque (actual Iglesia
Parroquial del Niño Jesús de Escuque).

Fue médico, científico, profesor y filántropo de profunda vocación
religiosa, cristiano católico y franciscano seglar, reconocido por su
solidaridad con los más necesitados y recordado por su caridad,
generosidad, rectitud y servicio a los pobres. Su vida fue un
testimonio evidente de santidad. Tanto, que muchos latinoamericanos lo
consideran santo, a pesar de que aún no ha sido canonizado por la
Iglesia Católica.

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