UN FANTASMA DE TRAGEDIA EN MIERCOLES
SANTO RONDA LA BASILICA DE SANTA TERESA
En el culto del Nazareno de San Pablo, en la Basílica de Santa Teresa de nuestra ciudad capital, Caracas, se recuerda, principalmente, la tragedia ocurrida el miércoles santo, de fecha 9 de abril de 1952.
En muchas oportunidades se ha comentado que el único incidente conocido desde que el Nazareno de San Pablo es venerado fue ese miércoles santo; también está en la memoria de los caraqueños el miércoles santo del año 1902, cincuenta años atrás, fecha en la que ocurrió una tragedia similar, pero de menor proporciones que la del año 1952.
Esto mantenía a la población con ánimo exaltado, por tal motivo llegada la Semana Santa de 1902, el miércoles santo, los caraqueños se volcaron a hacerle rogativas al Nazareno de San Pablo.
La Basílica de Santa Teresa estaba llena; cuando se celebraba la Misa Mayor, a las 9 am, de repente se escuchó un grito: “¡misericordia, temblor!”. Al parecer fue un cuadro que rodó y calló de la pared, una persona nerviosa lo confundió con un temblor; de inmediato cundió el pánico, que provocó súbitamente un tumulto, todos quisieron salir al mismo tiempo, y un minuto más tarde no quedo nadie en el templo, salvo unos cuantos heridos; no se ha precisado con exactitud el número de muertos, sí es que en verdad los hubo.
Hace 65 años, el 9 abril de 1952, Miércoles Santo, a la voz de “!Fuego!!” se desató el pánico en la atestada iglesia de Santa Teresa, en Caracas, y se provocó una tragedia que dejó como saldo 50 muertos y más de un centenar de heridos.
El director de la Seguridad Nacional y las autoridades eclesiásticas acusaron del hecho a grupos terroristas vinculados a Acción Democrática. Posteriormente se supo que la causa estuvo en una infortunada confusión.
La versión popular de los hechos da cuenta que “Desde la madrugada de ese día la Basílica de Santa Teresa estaba atiborrada de fieles, algunas puertas estaban clausuradas por reparaciones; Monseñor Hortensio Carrillo inició los sagrados oficios, y de repente, cerca del amanecer, se oyó una voz: “¡Fuego!”; acto seguido se desbordaron en pánico los asistentes.
Todos trataron, en forma brusca y desordenada, de salir por donde pudieran; con el agravante de la confusión creada por los obstáculos en algunas de las salidas. Inesperadamente la multitud milagrosamente se detuvo y comenzó a salir en forma ordena. En la tragedia hubo 50 muertos, entre ellos, 24 menores de edad, y cientos de heridos”.
Este recuerdo perdura aún tristemente en todos los caraqueños de esa época, y con sus diferentes versiones se lo siguen transmitendo a sus descendientes.
Comenta José García de La Concha en su ameno libro Reminiscencias Vida y costumbres de la vieja Caracas, lo siguiente: “En la iglesia sólo quedo el altozano alfombrado de paraguas y sombrillas, faldas y zapatos, carrieles y andaluzas e infinidad de cosas. Muchos años más tarde encontraba a una señora con la oreja partida y nos decía: Mijito, eso fue cuando el zaperoco de Santa Teresa”
Nuestro Insolito Universo "Tragedia en la Basilica de Santa Teresa"
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