Un día como hoy culminó la entrevista que en Guayaquil, actual Ecuador, efectuaron El Libertador Simón Bolívar y el Padre de la Patria argentina, el Generalísimo José de San Martín.
La entrevista de Guayaquil ocurrió en 1822, y es, sin duda, uno de los episodios más controvertidos de la campaña libertadora de Sudamérica, pues las dos reuniones en las que participaron ambos próceres se efectuaron en la más estricta discreción: a puerta cerrada, sin testigos y un acuerdo de mutuo secreto sobre sus resultados. El contexto político-militar del encuentro era decisivo para el curso de la lucha emancipadora.
Gracias a las fuerzas militares comandadas por San Martín, Perú había logrado declarar su independencia el año anterior, pero a esta proclamación le faltaba el éxito militar definitivo sobre las fuerzas coloniales, pues el Virrey de Perú aún contaba con una importante capacidad ofensiva que amenazaba la suerte de la frágil conquista patriota.
El prócer argentino fue dejado a su suerte por sus compatriotas que le negaron ayuda para cerrar el capítulo español en Perú, país aquejado, además, por luchas intestinas por el poder. Por su parte, Bolívar venía triunfando desde el norte de Sudamérica y para sellar la derrota española en Quito, había contado con la ayuda de tropas de San Martín en Pichincha, dos meses atrás. Además, la independencia de Guayaquil, alcanzada dos años antes, en 1820, abrió una brecha entre los planes independentistas de ambos líderes, que tenían una opinión diferente sobre el futuro de este importante puerto para la independencia continental. Bolívar consideraba necesaria su anexión a la Gran Colombia y San Martín delegaba esa decisión al pueblo guayaquileño, que también estaba fragmentado sobre su futuro inmediato.
Al final, más allá de las elucubraciones e interpretaciones tendenciosas, el hecho fue que tras dos días de debate, San Martín tomó el decoroso camino del retiro y Bolívar culminó con éxito la campaña que el argentino había iniciado en Perú. Sin embargo, no fue ni el triunfo ni el fracaso de uno u otro, sino el triunfo del amor por la libertad de la América independiente. Ambos se sacrificaron cumpliendo una misión que merece la gloria histórica y, naturalmente, nuestra admiración y respeto.
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