El 22 de julio de 1964, fueron asesinados por las bandas policiales de Acción Democrática y del entonces SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas), los dirigentes políticos de la izquierda, Trino Barrios y Víctor Soto Rojas.
Según se dijo, los jóvenes luchadores sociales habían sido detenidos y torturados. Soto Rojas fue lanzado desde un helicóptero para desaparecerlo. Había estudiado en la Universidad Central de Venezuela, en Caracas, graduándose de Sociólogo en 1963.
Trino Barrios fue dirigente sindical y agrario, detenido junto a Soto Rojas, después de torturarlo en el cuartel de la entonces Digepol (Dirección General de Policía) en Los Chaguaramos (Caracas), fue conducido a Orituco, estado Guárico, donde lo fusilaron. Su cadáver fue enterrado en la hacienda Los Colorados, en Sabana Grande de Orituco.
A continuación, exponemos el relato que sobre estos hechos nos diera Fernando Soto Rojas, dirigente político, ex diputado de la Asamblea Nacional por el PSUV, constituyrntidta y hermano del desaparecido Víctor Soto Rojas:
“Mi hermano estudió en la Universidad Central de Venezuela, estuvo en la resistencia contra Pérez Jiménez, se metió en la lucha armada del 60, era comisario de la guerrilla en El Bachiller. En una maniobra equivocada de la junta de mando de la guerrilla lo agarran preso cerca de su pueblo natal, en Altagracia de Orituco (Guárico); lo pasan por todas la cárceles de la Digepol y los teatros de operaciones del ejército; y finalmente, en el teatro antiguerrillero de Cúpira (Miranda), al lado del río Cúpira, lo montaron en un helicóptero y lo lanzaron. Estuvimos durante diez años buscando por todas esas montañas y no fue posible y hasta estas alturas lo que queda es la memoria histórica. Mi mamá, que vivió 102 años y medio, me dijo un día: A mí se me agotaron las lágrimas llorando por mi hijo”.
“Todavía esa historia está en la conciencia de los sobrevivientes; entonces, hay que sistematizar todo este proceso, sacar lecciones para el futuro, para que nunca más en este país hayan muertos, desaparecidos o perseguidos por su opinión política diferente”, dijo.
Hoy, en un nuevo aniversario de estos abominables hechos, resulta imprescindible y una tarea fundamental para todos los revolucionarios, mantener viva la llama de los que entregaron su vida en la lucha por la liberacion nacional y el socialismo, mantener la memoria histórica y no olvidar frente a los que, a pesar, de ser los herederos de los torturadores y represores del ayer, hoy pretenden engañar al país con supuestas lecciones de libertad y democracia; frente a esto, a los revolucionarios de hoy se nos está prohibido olvidar para que estos hechos no se vuelvan a repetir.
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