Se trata de un ritual íntimo y sencillo, pero de mucha devoción
El origen y celebración de la fiesta genera controversia, pues unos sostienen que nació en la época colonial, y otros apuntan que fue a mediados del siglo XIX, en plena la lucha entre conservadores y liberales. También se discute si nació en Guarenas o Guatire.
La primera versión apunta a que la esclava María Ignacia, cuya hija Rosa Ignacia enfermó de gravedad, le pidió a San Pedro que la curara, y a cambio prometió bailar y cantar todos los años en su día (29 de junio). La niña se curó y María Ignacia, junto a sus dos hijos, esposo y amigos comenzaron la tradición.
También se cree que un día María Ignacia enfermó y como no pudo bailar como había prometido, su esposo tomó su lugar, se vistió de mujer y de esa manera cumplió la palabra de la esclava. Por tal razón en la festividad aparece la figura de una mujer representada por hombres, con una muñeca que hace el papel de Rosa Ignacia, la hija.
A su modo. En Plaza, la tradición está en manos de la Fundación Parranda de San Pedro de Guarenas. En Zamora, existen tres, que son: la Parranda de San Pedro del 23 de Enero; la del Centro de Educación Artística Andrés Eloy Blanco (CEA); y la Fundación Parranda de San Pedro de Guatire. Todas asisten a la misa que se oficia el 29, día del patrono. Pero hay diferencias entre las manifestaciones de las dos ciudades.
En Guarenas se venera a la imagen del santo que está en la Catedral Nuestra Señora de Copacabana. Al parecer data del siglo XVIII, lleva una tiara y en la mano derecha sostiene un báculo, que es signo de poder eclesiástico. Hay que recordar que el apóstol Pedro fue el primer Papa del mundo católico.
El 29 de junio la imagen es sacada en procesión, encabezada por los sampedreños y seguida por el pueblo. Dan una vuelta por la plaza Bolívar, luego, dejan al santo en la iglesia, a cuyas puertas comienza el pago de promesas con baile y coplas. “Los guareneros no cargan una réplica del santo mientras recorren el pueblo”, explicó Miguel Alciro Berroterán, presidente del CEA.
Destacó que en Guatire el día 28 cada parranda escoge a una persona que lleva el santo al templo Santa Cruz de Pacairigua. “Se trata de un ritual íntimo y sencillo, pero lleno de mucha devoción”. Allí pernoctan las imágenes hasta el día siguiente, cuando son sacadas al compás de la música. Varios sampedreños se turnan para transportar al santo. El cargador es quien lo “baila” al son del cuatro y las maracas.
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