martes, 10 de julio de 2018

Precio del kilo de carne de res superó el salario integral en mercado de Pto La Cruz

Desde hace más de una semana, el precio del kilo de carne superó el salario mínimo integral / Foto: Arturo Ramírez

No hay aumento de sueldo con el que se pueda enfrentar la hiperinflación que afecta a los venezolanos. Una muestra de ello lo reflejan los precios de las proteínas de origen animal que se venden en el mercado municipal de Puerto La Cruz.
El kilogramo de carne superó, desde hace más de una semana, el salario mínimo integral que entró en vigencia este 1° de julio: Bs cinco millones 196 mil 600.
La mayoría de los vendedores expenden el corte de primera entre Bs cinco millones 200 mil y seis millones 500 mil bolívares.
Según el expendedor conocido como “El Samurai”, el valor ofrecido actualmente fue actualizado hace una semana. Es el tercer incremento que realizan los proveedores en menos de 15 días.
Indicó que los precios se elevan por la escasez, la temporada de lluvia y la inseguridad que afecta a los transportistas.
“Hace 15 días se llevaron una cava de La Medianía, en Píritu, que venía a Puerto La Cruz. Cargaron con 17 reses, un poco de traste y chinchurria. Los proveedores quedaron heridos”.
A pesar de que “El Samurai” aseguró que las ventas están “en el suelo”, comparadas con otros tiempos, comentó que la gente está comprando porque es un rubro del que nada tienen que botar.
De segundo
La carne de cochino también se encuentra por encima del salario mínimo integral en el mercado porteño. Seis millones de bolívares el kilo es el precio que más manejan los comerciantes.
Seguido de eso se posiciona el kilogramo de queso. Si los consumidores lo adquieren por punto de venta deben cancelar hasta Bs cuatro millones 500 mil; en cambio con efectivo, el monto se puede reducir a Bs 900 mil.
El kilo de pollo, si se paga en forma electrónica, cuesta entre Bs tres millones 800 mil y cuatro millones 500 mil bolívares. En un precio similar está el cartón de huevos: Bs cuatro millones 400 mil.
Así tuviera dos trabajos, a la quincuagenaria Josefa Brito no le alcanzaría lo que gana para adquirir este tipo de proteínas de origen animal. Desde hace más de siete meses, dijo, no las lleva a su mesa.
Indicó que trata de “estirar” el dinero con hortalizas, vegetales y pescado.

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