viernes, 13 de julio de 2018

HACE 21 AÑOS LLEGARON A CUBA LOS RESTOS DEL “CHE” GUEVARA

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Ernesto Guevara comandó la guerrilla de Ñancahuazú, que operó en tierra boliviana desde finales de 1966 hasta octubre de 1967 
La periodista Susana Lee, en el periódico cubano Granma, en su edición del sábado 12 julio de 1997 informaba: "Identificados los restos del Comandante Ernesto Che Guevara". Habían transcurrido casi 30 años de su asesinato en Bolivia.
En la nota se daba a conocer que el trascendental acontecimiento era resultado de las labores de búsqueda y exhumación de los siete cuerpos encontrados en una fosa común en la localidad de Vallegrande, informadas el 3 de julio del mismo año 1997, que permitieron establecer también la identidad de los cubanos Alberto Fernández Montes de Oca, René Martínez Tamayo y Orlando Pantoja Tamayo; los bolivianos Aniceto Reinaga y Simón Cuba, y el peruano Juan Pablo Chang, caídos en el mismo combate de la Quebrada del Yuro o ultimados por el ejército boliviano unas horas después.
El resultado exitoso de la misión no correspondió solo a los siete expertos cubanos que el 28 de junio de 1997 compartieron la emoción inenarrable de dar con la fosa común donde habían sido sepultados los heroicos guerrilleros. Detrás y sustentando todo aquel esfuerzo estaba la labor de más de 100 científicos de diferentes especialidades y decenas de instituciones, que apoyaron el trabajo minucioso de los enviados a Bolivia.
Desde la caída del Che y sus compañeros de lucha en 1967 se fue recopilando información para tratar de llegar a establecer los posibles lugares de enterramiento, estableciéndose varias versiones de interés hasta que en los últimos días de noviembre de 1995, cuando un general boliviano retirado, Mario Vargas Salina (ya fallecido), declaró a un periodista norteamericano y otro boliviano, que los restos del Che estaban enterrados en la pista aérea de Vallegrande, noticia que se avalaba por el reconocimiento de su participación en el entierro.
Esta información, cuya versión en el diario The New York Times recorrió el mundo, puede considerarse el detonante que abrió las puertas a la presencia cubana en nuevas investigaciones, hasta ese momento impensables, ya que interrogado por la prensa sobre el particular en esos días, el entonces presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, señaló que de verificarse lo dicho por Vargas Salinas, se entregarían los restos a la familia del Che, disposición que legalizó en un decreto presidencial.
Las fuentes de información en que se basaron las investigaciones, estaban encabezadas por el Diario del Che, de un valor inestimable por la precisión de sus anotaciones, así como los diarios de otros guerrilleros, algunos de cuyos datos posibilitaron corregir lugares de búsqueda.
En la identificación de los restos del Che, varios fueron los recursos probatorios que no dejaban lugar a dudas —la marcada prominencia de los arcos supraorbitarios o el mayor abultamiento del hueso frontal que lo caracterizaba; era la única de las siete osamentas a la que faltaban las manos, cercenadas entonces para que peritos argentinos, enviados a certificar su identidad, pudieran hacerlo, algunas partes conservadas del vestuario, etc.—, pero lo determinante fue el molde de la dentadura que se le había hecho en ocasión del trabajo de enmascaramiento practicado para proteger su partida de Cuba a mediados de los años sesenta, unido a una radiografía dental de la década del cincuenta que se hizo en México. Tales elementos fueron concluyentes.
Con posterioridad se continuó trabajando en Bolivia durante más de dos años y medio en la búsqueda e identificación de los restantes combatientes de la guerrilla del Che. De los 36 caídos no se han hallado cinco, entre ellos el único cubano que falta por encontrar, Jesús Suárez Gayol (El Rubio), muerto el 10 de abril del 67 en el combate de la desembocadura del río Tacuaral.
La misma noche del 12 de Julio de 1997 los restos de los gloriosos combatientes fueron recibidos en el aeropuerto militar de San Antonio de los Baños, en una sencilla y solemne ceremonia, presidida por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Tras unos meses de permanecer en custodia transitoria en la sala Granma del MINFAR, el 17 de octubre de ese propio año fueron inhumados los restos en el mausoleo construido en la Plaza Ernesto Che Guevara, de Santa Clara, en ceremonia en la que Fidel pronunció aquellas inolvidables palabras:
"¡Bienvenidos, compañeros heroicos del destacamento de refuerzo! ¡Las trincheras de ideas y de justicia que ustedes defenderán junto a nuestro pueblo, el enemigo no podrá conquistarlas jamás! ¡Y juntos seguiremos luchando por un mundo mejor!"
Al cabo de estos dieciocho años de aquel momento histórico, el Dr. Jorge González, Jefe del Equipo de Especialistas cubanos, que participaron en la investigación y constituyen parte importante del resultado de la misión reitera lo dicho y repetido a partir de entonces: “para mis compañeros y para mí representó la satisfacción del deber cumplido, el honor de haber podido encontrar a aquellos héroes del mundo, que habían sido capaces de darlo todo por sus ideales, y el reconocimiento de que lo que hicimos fue un logro de la ciencia y la técnica cubanas”.

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