Hermana del Libertador Simón Bolívar Palacios, segunda de la dinastía después de María Antonia; nació Juana Nepomucena -como todos ellos- en Caracas, el 16 de mayo de 1779; gozó de los privilegios de ser de la familia más acaudalada de la Capitanía General de Venezuela, hija del mantuano Juan Vicente Bolívar y Ponte y de la no menos “goda” María de la Concepción Palacios y Blanco.
Criada con mucho remilgo y carantoñas, ya que su carácter dulce y compasivo, contrastaba con el de su hermana mayor, autoritaria y despectiva. Tuvo la limitada educación que se les brindaba a las niñas ricas, que solo se ocupaban de lucir atuendos de finas telas, y perfumarse con los efluvios de lavandas y colonias venidos de ultramar; no obstante aprendió las primeras letras en su casa con los mejores maestros de la época en la capital.
Pronto se convirtió en una muchacha alta de rasgos muy parecidos a los de su hermano Simón; muere su padre el 19 de enero de 1786 y su madre el 6 de julio de 1792, en diciembre de este último año contrae matrimonio con su tío materno Dionisio Palacios y Blanco. De esa unión nacieron 4 hijos de nombre, Guillermo, Jorge, Fernando –de estos 2 últimos no se sabe mucho, solo que murieron a temprana edad- y Benigna; decidida partidaria de la independencia –hasta en eso contrataba con su hermana-, participó en una especie de “comité femenino” de la Sociedad Patriótica, que funcionó en Caracas en tiempos de la Primera República (1810-1812).
Juana Bolívar forma parte con sus hijos menores en la denominada “Emigración a Oriente”, en julio de 1814, a instancias de los padres de familia de la capital, organizada y jefaturada en la parte militar por el general Simón Bolívar. Juana y María Antonia, con sus hijos menores se embarcan hacia las Antillas, primero desembarcan en Curaçao, prosiguiendo hacia Saint Thomas. Allí se entera sobre la muerte de su marido Dionisio en la defensa de Maturín, a finales de 1814, causa fundamental de la pérdida de la Segunda República.
Conociendo que su hermano Simón se encuentra en Haití, parte hacia esa nación y consigue protección del Presidente Alexander Petión, amigo y financista de las expediciones patriotas, con Bolívar a la cabeza. Se sintió muy acongojada por la muerte de su hijo Guillermo en la batalla de La Hogaza, en territorio del hoy estado Guárico, el 2 de diciembre de 1817; las tropas del general Pedro Zaraza, fueron batidas y desbandadas por los realistas al mando de Miguel de La Torre.
Dos años después retorna a Venezuela por la parte de Guayana que estaba liberada, consigue el apoyo oportuno de su hermano quien le encarga su protección y cuidados al vicepresidente de la República, doctor Francisco Antonio Zea. Esta recomendación se la hace saber a su hermana por medio de una afectuosa una carta, con fecha del 26 de mayo de 1819, en Mantecal, donde además le participa que sale urgente hacia Barinas, y recuerda a su sobrina Benigna, “y que se alegra de que siga buena”.
Entre 1822 y 1823 Juana Bolívar se instala en Caracas definitivamente; y a pesar de que su hermano se encuentra en la Campaña del Sur; este nuevamente le escribe que se siente muy satisfecho por el enlace de su sobrina con el general Pedro Briceño Méndez, hecho consumado en Caracas, el 15 de octubre de 1825. A Briceño, Bolívar le expresa su satisfacción por haberse convertido en su tío, y le ofrece costear los gastos de la boda.
Bolívar siempre quiso y protegió a toda su familia, hermanos, sobrinos, tíos y demás parientes. En 1827 cuando se encuentra de nuevo en Caracas, instruye al doctor Cristóbal Mendoza, en su calidad de Intendente, para que asigne una renta mensual de 150 pesos -cargado a sus haberes- a su hermana Juana; el caballeroso magistrado le hace llegar a Juana Bolívar la comunicación oficial al respecto en julio de 1827.
Juana Bolívar Palacios, estuvo presente en los actos de repatriación de los restos mortales de su excelso hermano en 1842; con el resto de la familia, se hizo presente en la ceremonia de inhumación de El Libertador, en la cripta de la familia Bolívar, en la Catedral de Caracas. Su sobrino político, el general Pedro Briceño Méndez, tomó parte activa en la “Revolución de las Reformas” de 1835; muriendo en Curaçao, en el exilio, el 5 de diciembre de ese mismo año; pocos años después su viuda Benigna Bolívar de Briceño contrajo nupcias con Pedro Amestoy. Juana Nepomucena Bolívar falleció en Caracas, el 7 de marzo de 1847, deceso que conmovió a la sociedad caraqueña, donde era muy apreciada y respetada; sus restos fueron enterrados en la misma cripta funeraria de la familia como era la costumbre inveterada de la época.
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