miércoles, 17 de abril de 2019

Miércoles Santo y el Nazareno de San Pablo…


La primera parte de la Semana Santa cristianallega a su fin con la celebración del Miércoles Santo, marca el final de la Cuaresma y el comienzo de la Pascua. El Miércoles Santo es el día en que se reúne el Sanedrín con Judas Iscariote, el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús. Es el día en que los Venezolanos caminan con el Nazareno de San Pablo.

Liturgia del Miércoles Santo

El Evangelio del Miércoles Santo continúa con la traición de Judas Iscariote en este caso en relato de San Mateo:
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
-«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
-«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó:
-«ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”».
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
-«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
-«¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió:
-«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido».
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
-«¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió:
-«Tú lo has dicho».

Celebración del Miércoles Santo

La Semana Santa se celebra con diferentes manifestaciones religiosas, como las procesiones o las representaciones o escenificaciones de la Pasión. Jesús fue vendido por Judas
En Venezuela se venera la figura del Nazareno de San Pablo en la Basílica de Santa Teresa en Caracas, y al Nazareno de Achaguas, en el Estado Apure, que atraen a miles de feligreses venezolanos y de todo el mundo. En todos los estados, ciudades y localidades de Venezuela el Miércoles Santo se realizan procesiones con la imagen de Jesús cargando la Cruz camino al calvario, la cual se denomina popularmente como “El Nazareno”, el cual goza de una gran devoción por parte de los feligreses de todo el país y también de otras partes del mundo.
Este día durante las procesiones se acostumbra que los fieles acompañen la imagen vestidos de color morado, que hace referencia al pasaje del evangelio que indica que a Jesús después de azotarlo le colocaron una corona de espinas y un manto color púrpura, esto lo hacen los fieles para agradecer favores y milagros atribuidos a Jesús Nazareno.

EL NAZARENO DE SAN PABLO

El Nazareno de San Pablo es una advocación deJesucristo que se venera en la basílica de Santa Teresade la ciudad de Caracas (Venezuela).
Se trata de una obra escultórica del siglo XVII atribuida al escultor Felipe de Ribas, que fue tallada en Sevilla en madera de pino de Flandes, y representa a Jesucristo cargando la cruz, contemplando por tanto la séptima estación del Viacrucis. Realiza su estación de penitenciael día de Miércoles Santo en una procesión que dura entre tres y cuatro horas
La imagen del Nazareno de San Pablo, es la de devoción de todo hijo de Caracas. Es una talla en madera de pino flandes de Sevilla, España, posiblemente de Felipe de Ribas en el siglo XVII. Dice la tradición que el escultor, después de terminar de tallar la imagen, el Nazareno se le aparece y le dice: “Donde me has visto que tan perfecto me has hecho”.

HISTORIA

Fue llevada a Caracas, recibiendo veneración primeramente en la capilla de san Pablo, y de ahí viene su nombre de Nazareno de San Pablo. Cuenta la leyenda que, en el año 1597, azotó la ciudad una epidemia de peste del vómito negro o escorbuto, y por la devoción popular hacia la imagen, fue sacada en rogativa. Durante la procesión pasó por un huerto cercano a su templo, sembrado de limoneros, y un racimo de limones quedó enredado entre la corona de espinas del nazareno, cayendo algunos al suelo. Los devotos los recogieron, dándolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente.
La imagen fue consagrada el 4 de julio de 1674 por fray González de Acuña, y recibió culto en la capilla de san Pablo hasta que en 1880 el presidente Guzmán Blancoordenó su derribo, levantando el mismo lugar el teatro municipal. El mismo presidente mandó erigir en honor a su esposa la Basílica de Santa Teresa, siendo trasladada la imagen a este nuevo templo, donde es venerada en la actualidad.

LUGAR DE CULTO

En 1880, el anticlerical Guzmán Blanco mandó destruir el templo de San Pablo. Esto fue porque tenía problemas con los sectores católicos del país y con el clero de la Iglesia. Y en ese mismo sitio se levantó el Teatro Municipal que fue inaugurado en 1881. Una de las leyendas más curiosas del Nazareno es que se dice que cuando Guzmán Blanco inauguró el teatro, estando en su palco presidencial vio al Nazareno quien le preguntó ¿Dónde está mi iglesia?, y dicen que él le contó lo sucedido a su señora y de allí nació la construcción de la iglesia de Santa Teresa.
Pero en realidad el Presidente Guzmán Blanco, en honor a su esposa Ana Teresa Ibarra, mandó construir la Basílica de Santa Teresa y Santa Ana, lo que nosotros llamamos la Basílica de Santa Teresa y allí fue llevado el Nazareno de San Pablo, donde se encuentra hoy.

ICONOGRAFIA

Hoy, la rememoración del Nazareno tiene la particularidad de movilizar a los venezolanos desde grandes distancias, hacia las principales iglesias del país donde la tradición ha alcanzado un prestigio notable. Los devotos le pagan penitencia al Nazareno, acompañándolo en una procesión que dura 3 ó 4 horas, todos los Miércoles Santos.
Se trata de una de las imágenes que participa en las celebraciones de la Semana Santa en Caracas, realizando su estación de penitencia el día de Miércoles Santo en una procesión que dura entre tres y cuatro horas. Días antes de la celebración, los devotos adornan la imagen con cinco mil orquídeas. Para su salida procesional, es vestido con una túnica morada, bordada con hilo de oro, con los símbolos de la pasión, y adornada con decenas de perlas, así como por sortijas y otros exvotos.
El Miércoles Santo es el día del Nazareno, del Cristo que sufre camino hacia El Calvario y que revive entre nosotros una devoción encarnada en el pueblo que en Caracas toma vida en toda la ciudad, pero en particular en la Basílica de Santa Teresa, ante el Nazareno de San Pablo, cuyo rostro no trasmite abatimiento o resignación, sino fuerza ante el dolor supremo y firme decisión de inmolarse para salvarnos a todos.
Es la mezcla de lo divino y lo humano, del dolor y del sacrificio, del amor y de la entrega, de la consecuencia con un ideal y de la denuncia de la traición que formó parte del drama de la crucifixión.
El Nazareno camina con su cruz a cuestas, en hombros de un pueblo fervoroso que confía en Él y que ante las adversidades y dolores de la vida nos sirve de ejemplo de fortaleza, de esperanza y de fe.
El Nazareno nos recuerda el sufrimiento de quien se ofreció por nosotros y vivió en carne propia las inconsecuencias del ser humano, la prevaricación y la cobardía de un juez pusilánime y la entereza y valentía de una madre que estuvo allí acompañándolo en la vía dolorosa junto a otras decididas mujeres y junto al discípulo que no “arrugó” en la hora decisiva.
El Nazareno es para el pueblo venezolano más que una simple imagen. Es un símbolo que toca lo más profundo de nuestra fe arraigada en lo humano para elevarse a lo Divino.
En la Iglesia de Santa Teresa, desde la madrugada, hombres, mujeres y niños, vestidos con túnicas moradas hacen largas colas para ver una vez más al Nazareno de San Pablo, “varón de dolores” con su cara ensangrentada, con su mirada penetrante, rodeado de la emoción de los más sencillos creyentes en auténtica expresión de una religiosidad pura y espontánea.
Recuerdo, desde pequeño, la experiencia inolvidable del Miércoles Santo, en Santa Teresa, vivencia única en la que todos nos confundimos, sin distinción alguna, ante la conmovedora figura rodeada de orquídeas y acompañada por sus custodios devotos que año tras año se encargan de la maravillosa festividad rodeando a la augusta figura del Cristo que padece por todos.
Este Miércoles Santo tiene, entre nosotros, en la Venezuela presente, un especial significado.
En un país dividido, en el que nos movemos entre grupos en los que se ha alimentado el odio y la discriminación, el testimonio del Nazareno es claro y contundente. Ante Dios todos somos iguales. El sufrimiento y la enfermedad nos purifican y nos acercan a su mensaje, encarnado en Jesús camino del máximo sacrificio. Él no murió en vano, sino para enseñarnos a vivir en un mundo de hermandad, de paz y de justicia, que contrasta con una realidad de guerras y divisiones.
Venezuela, este Miércoles Santo, debe compartir el dolor del Nazareno y la expectativa de Jesús resucitado, en una Iglesia que ha sentido la acción del Espíritu Santo, en la figura del nuevo sucesor de Pedro que toma hoy también su cruz en este mundo convulsionado y desorientado, pero con el claro anhelo de muchos por su renovación espiritual, base de la transformación social que impulsará el Papa Francisco.

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