En la madrugada del 4 de mayo de 1962 se inició en la ciudad de Carúpano, Sucre, un acto de rebelión en el Batallón N° 3 de Infantería de Marina y en el Destacamento Nº 77 de la Guardia Nacional.
El movimiento fue dirigido por el Capitán de Corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, el Mayor Pedro Vegas Castejón y el Teniente Héctor Fleming Mendoza. Los insurrectos se alzaron contra el gobierno nacional ocupando las calles y edificios de la ciudad, el aeropuerto y la emisora Radio Carúpano, desde donde lanzaron un manifiesto a nombre del Movimiento de Recuperación Democrática.
Al enterarse de la sublevación militar el presidente Rómulo Betancourt ordenó que se iniciara la movilización de los efectivos leales y les exigió a los rebeldes que: “Se rinden antes del amanecer o el Gobierno utilizará el lenguaje de las armas”.
“Entre plomo y plomo, los alzados leían por varias emisoras de radio que habían sido tomadas, sus justificaciones. Como en casi todos estos casos, metieron en el mismo saco a ‘las fuerzas populares’, las cuales, junto al Comando de la Guarnición de Carúpano, habrían asumido ‘una actitud responsable y patriótica ante la trágica situación que vive el país depauperado, dividido y desangrado por los desmanes de grupos minoritarios que hoy usufructúan directamente el heroico esfuerzo librado por el pueblo y el sector democrático de las Fuerzas Armadas el glorioso 23 de enero’. Aseguraban que ‘la democracia ganada en esa batalla memorable ha sido escamoteada a nuestro heroico pueblo’.
Se referían a una Venezuela dividida en dos sectores, ‘los que tienen todas las garantías y los que no las poseen, la de perseguidores y perseguidos, la de presos y carceleros’. Según ellos, ‘Betancourt y un grupo minoritario pretenden utilizar a las Fuerzas Armadas Nacionales como dócil instrumento represivo, pretendiendo volver a crear la separación entre pueblo y Fuerzas Armadas que fue característica de anteriores regímenes’.
El 5 de mayo las tropas gubernamentales tomaron el control de Carúpano y sus alrededores. Detenidas más de 400 personas involucradas en la asonada, entre militares y civiles. Ante tales hechos insurreccionales, Rómulo Betancourt, presidente para ese entonces, había firmado el mismo 4 de mayo de 1962 el Decreto N° 746 sobre la suspensión de las garantías establecidas en el ordinal 1º del artículo 60 y en los artículos 62, 63, 66, 71 y 115 de la Constitución Nacional.
El 9 de mayo firmó los decretos 750 y 751, ordenando un juicio militar contra los sublevados. Ese mismo día, acusó al PCV y al MIR de estar involucrados en la sublevación, y expidió el Decreto Nº 752 suspendiendo el funcionamiento de ambos partidos en todo el territorio nacional.
Esta insurrección militar formó parte de los movimientos de derecha que trataron de tomar el poder por la fuerza durante el período presidencial de Betancourt y constituyó un síntoma temprano del despertar de la rebeldía de la juventud militar en contra de la descomposición de la democracia burguesa puntofijista.(Fuente: Cultores unidos por Zaraza)
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