Jaime Lusinchi compartiendo con el promotor de represión y asesinatos David Morales Bello y el operador mediático del adequismo Rafael Poleo
Archivo
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El 8 de mayo de 1986, durante el gobierno del adeco Jaime Lusinchi, el país fue sacudido por la noticia de una nueva masacre contra un grupo de campesinos, ejecutada en el poblado de Yumare, en el estado Yaracuy, por parte de las fuerzas represivas de un Estado que gobernado por la derecha, se imponía con la fuerza de las armas, regando la sangre del pueblo y sembrando la muerte en todos los rincones del país.
Sirviéndose de sus aliados en los medios de comunicación, este vil asesinato de campesinos quiso ser presentada a la colectividad como un combate entre las fuerzas de seguridad del Estado dirigidas por el asesino Henry López Sisco y miembros de "un grupo subversivo", mentira que fue rebatida por familiares y pobladores de la zona, quienes denunciaron la masacre.
Pero la fuerza del silencio que imperaba en la cuarta república, dejó sin espacio a las voces que reclamaban justicia, las cuales lograron ser escuchadas, por el nuevo Estado Bolivariano y revolucionario, que en 2006 reabrió este caso determinando en sentencia del 2011, que de acuerdo a las imágenes se trató de una vil masacre contra estas nueve personas que fueron detenidas, torturadas y ejecutadas, por el único delito de reclamar sus derecho a la vida y la dignidad de manera pacífica.
A 33 años de esta matanza que es estampa de una derecha asesina, el pueblo honra a los mártires de Yumare, y levantando las banderas de lucha se planta decirle al imperialismo y sus lacayos, ¡no volverán!
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