numerosas novelas donde dio a conocer al famoso investigador Hércules
Poirot. «El asesinato de Roger Ackroyd», fue la obra que rompió todas las
reglas de la novela policíaca y la lanzó a la fama.
El 12 de enero de 1976, hace ahora cuarenta y dos años, Agatha
Christie fallecía a los 85 años en su residencia de Wallingford, en el
condado de Oxford. La novelista británica, que desafió en ochenta
puzzles policiacos a las mentes de millones de lectores, murió
pacíficamente un año después de su célebre personaje Hércules Poirot
tras una «buena vida», según ella misma dejó escrito en su
autobiografía.
No crimen ni veneno en su muerte, pero se llevó a la tumba un misterio
que mantuvo en vilo al mundo en diciembre de 1926. Aún hoy se especula
qué pudo ocurrir aquellos once días en los que la entonces joven
escritora con una prometedora carrera como novelista desapareció de su
casa sin dar explicaciones. Tras una intensa búsqueda, la encontraron
en un hotel con nombre falso. ¿Sufrió una pérdida temporal de memoria?
¿Fue una huida frustrada? Nunca se supo
Agatha Miller, como se llamaba de soltera, conservó el apellido
Christie con el que se hizo famosa aunque se volvió a casar en 1930
con el arqueólogo Max Mallowan. «Compartimos nuestros intereses y
nuestras alegrías y, lo que yo creo más importante en un matrimonio,
compartimos nuestro común sentido del humor. Nuestra vida fue alegre y
llena de sabor», escribió Mallowan.
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