En largas caravanas de vehículos, decenas de miles de personas
comenzaron a cruzar la frontera de Argentina hacia Chile para acudir a
la visita que hará el papa Francisco al territorio chileno.
Ante el esperado éxodo masivo, las autoridades de ambos países se
coordinaron por varios meses de un lado y otro de la Cordillera de los
Andes para garantizar la seguridad, agilizar el tránsito y los
controles migratorios en pasos fronterizos como los de provincias de
Jujuy, Mendoza o Neuquén.
“Lo que hicimos fue reforzar servicios, aumentar el personal, ampliar
horarios”, comentó el sábado sobre el megaoperativo, el embajador de
Argentina en Chile, José Octavio Bordón, en declaraciones al canal C5N
de televisión argentino.
En las rutas de acceso a Chile, habitualmente congestionadas por los
turistas en estas fechas de verano, la afluencia será todavía mayor
por la inminente llegada del pontífice y, pese a los esfuerzos de las
autoridades, se prevén demoras durante todo el fin de semana.
El dispositivo busca, en caso de colapso, que “la gente no
necesariamente esté en alta montaña, sino que haya retenes a menor
altura para que la espera no se haga en los lugares más inhóspitos”,
explicó desde Chile el diplomático argentino.
El operativo que comenzó en los últimos días estará especialmente
puesto a prueba a partir de este sábado y hasta el lunes, cuando se
espera que el tránsito alcance su mayor intensidad.
El papa que regresa a América Latina por sexta vez, visitará Chile y,
a partir del jueves, Perú. Argentina, de donde es nativo, quedó fuera
de la gira papal, aunque debería recibir un mensaje del pontífice
cuando éste sobrevuele suelo argentino el lunes.
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