El papa Francisco dijo hoy que era “justo pedir perdón” y que sentía
“dolor y vergüenza” ante el “daño irreparable” causado a los niños
víctimas de abusos sexuales por parte del clero chileno, en el
discurso ante las autoridades en el primer acto de su visita a este
país.
En la sede del Ejecutivo, la Casa de la Moneda, Francisco pidió que se
escuche a los parados, a los pueblos originarios, a los inmigrantes, a
los jóvenes, a los ancianos y a los niños, “que se asoman al mundo con
sus ojos llenos de asombro e inocencia y esperan de nosotros
respuestas reales para un futuro de dignidad”.
Y entonces afirmó: “Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la
vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por
parte de ministros de la Iglesia”.
Las palabras del papa fueron recibidas con un aplauso por las cerca
700 personas reunidas en el patio de Los Naranjos.
“Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir
perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo
que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir”, dijo
Francisco aunque no citó la palabra abusos.
La llegada de Francisco ha reavivado el escándalo de los curas
pederastas y la organización Bishop Accountability publicó esta semana
un listado con 80 sacerdotes, clérigos y una monja acusados de abusos
sexuales a menores de edad en el país suramericano.
Además, los laicos de la diócesis de Osorno, en el sur de Chile, piden
desde hace meses la destitución del obispo chileno Juan Barros,
nombrado por el papa argentino, por sus vinculaciones con el
encubrimiento de abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima.
Karadima fue considerado en febrero de 2011 por el Vaticano culpable
de cometer abusos sexuales y condenado a una vida de oración y
penitencia.
Con información de E
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