Cambió el récipe por el verso
FRANCISCO LAZO MARTI POETA
MEDICO Y REVOLUCIONARIO
Fue un hombre de pluma y bala. Nadie podía pensar que este insigne
guariqueño, un fino y exquisito poeta y médico de honda sensibilidad
humanista, tuviera también los arrestos
del revolucionario, pero el caso es que este llanero supo combinar la dulzura
de sus poemas nativistas con el bronco tronar de las guerras civiles.
Lazo Martí nació el 14
de marzo de 1869 en Calabozo, Estado Guárico; en esa misma población estudió
primaria y bachillerato; en la Universidad Central se graduó de Doctor en
Medicina, a los 20 años de edad. Es por esta época cuando sufre la fiebre
revolucionaria.
La labor de Médico de
Lazo Martí es muy poco conocida. Cambió rápidamente el estetoscopio por la
pluma, el récipe por el verso. Prefirió auscultar el alma de los hombres. Optó
por la rima del verbo antes que por el ritmo del corazón.
El escritor guariqueño Argénis
Rodríguez dijo: “Como calaboceño, Lazo Martí no le cobraba a los paisanos y se
vió en la necesidad de instalarse en Puerto Nutrias, Barinas. Pero aquí tampoco
vive de la medicina. Regala remedios, no cobra y es entonces cuando se le
ocurre meterse a comerciante y vende papelón, queso, panelas, frutos de la
tierra, tabaco en rama y café. Tiene algo así como una pulpería. Vende cuerdas
de gallos de pelea”.
Estaba convencido de que
su profesión de médico era para satisfacer la necesidad espiritual de ayudar al
necesitado; por eso una vez escribe a alguien que quiere ser médico: “no
cuentes con que ese oficio, tan penoso, te haga rico”.
Enamorado del campo y sus encantos, La Silva Criolla (1901),
impulsó, sin duda, ese sentimiento convertido en movimiento literario, que
contribuyó, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, a hacer del llano
un espacio simbólico en Venezuela, y en el que también se inscribieron autores
como M.V. Romero García y Rómulo Gallegos.
La “Silva Criolla” de Lazo Martí es una
constante invitación a ese productivo volcar los ojos sobre la tierra, no sólo
desde el punto de vista de la generosidad con que la naturaleza ha premiado a Venezuela,
sino por lo que la naturaleza misma, el campo, las flores, los ríos, las
montañas, el límpido cielo, constituyen un continuo y verdadero solaz para el
espíritu. Quizás esto salvó a Lazo Martí de un final trágico, dada su depresión
ante la soledad, la tristeza, el desamor.
Francisco Lazo Martí, fue una de las máximas voces en la
transición del romanticismo al modernismo dentro de las letras venezolanas de
las postrimerías del siglo XIX e inicios del siglo XX, en su expresión del
criollismo.
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