Oscar Arnulfo Romero
OBISPO SALVADOREÑO MURIO
DEFENDIENDO LA JUSTICIA SOCIAL
El 24 de Marzo de 1980, hace 37 años, murió asesinado
monseñor Oscar Arnulfo Romero, cuando
celebraba misa en el
Hospital Divina Providencia de San Salvador. Una bala calibre 22 le rompió el pecho al
obispo mártir salvadoreño. Desde
que ese proyectil alcanzó su objetivo, la suerte de El Salvador estaba echada. Fue
el inicio de la guerra civil. El país se precipitaba hacia el horror,
irremediablemente.
Su asesino fue enviado por
un comando de extrema derecha de la Fuerza Armada de El Salvador, quienes
habían seleccionado ésa acción como la mejor forma de doblegar al pueblo
salvadoreño. Lo que sus homicidas no sabían era que estaban encendiendo la
mecha de las luchas sociales en el país centroamericano, personificadas en un
hombre que, más tarde, sería reconocido por el pueblo como el mártir de los sin
voz
.
Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas
violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad
hacia las víctimas de la violencia política de su país. Su asesinato provocó la
protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El
Salvador.
"Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército, y en concreto a las bases de la guardia nacional, de la policía, de los cuarteles: Hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: No Matar. Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios... Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla...
En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, ¡les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión!". Esas palabras, pronunciadas con ritmo pausado y timbre agudo, quedarían grabadas para siempre en la memoria de El Salvador.
El Partido Arena, el mismo grupo que asesinó a las monjitas Mariknol
luego de violarlas, siendo para ese momento Embajador de Venezuela en El
Salvador, el “mata curas” Leopoldo Castillo (el mismo del programa Aló
Ciudadano de Globovisión) y siendo quien –según indican las investigaciones-
proveyó las armas para este asesinato, fue el grupo que asesino a San Romero de
América. Esa es la derecha, la de aquí, la de allá, y la de donde sea.
La causa para canonizar a Romero se abrió en la Iglesia Católica local
en 1994 y en Roma en 1997. En abril de 2013, el Papa Francisco desbloqueó el
proceso y el 3 de febrero de 2015 firmó el decreto que reconoce a Romero como
“Mártir de la Iglesia”.
No en vano, el pasado 3 de marzo de 2015, el Papa Francisco aprobó el
decreto que reconoce el martirio del arzobispo de San Salvador, en odium fidei,
es decir, que fue asesinado por odio a la fe, por lo que fue beatificado el 23
de mayo sin la necesidad de un milagro. Tras este paso, se podrá continuar el
proceso hacia la canonización.
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