El miércoles antes de su muerte, Jesús estaba en Betania, en casa de Simón El Leproso. Mientras estaban sentados en la mesa de la cena, una mujer llamada María ungió la cabeza y los pies de Jesús con aceite costoso y los discípulos se indignaron. Varios preguntaron por qué el aceite no se vendía en lugar y el dinero dado a los pobres.
El Evangelio de San Juan dice que Judas Iscariote quería mantener el dinero para sí mismo porque “en realidad no le importaban los pobres” y era quien manejaba la bolsa común del grupo. Luego Judas fue al Sanedrín reunido y ofreció entregarles a Jesús a cambio de dinero. A partir de este momento, Judas Iscariote buscaba una oportunidad para traicionar a Jesús.
La liturgia de la Iglesia Católica dedica la lectura evangélica al capítulo 26 del Evangelio según San Mateo, donde cuentan la traición de Judas Iscariote:
“Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los sacerdotes y les dijo”: ¿Cuánto me darán si se lo entrego?’ Ellos prometieron darle treinta monedas de plata. Y a partir de ese momento, Judas andaba buscando una oportunidad para entregárselo.
El primer día de la Fiesta en que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: ‘¿Dónde quieres que preparemos la comida de la Pascua?’ Jesús contestó: ‘Vayan a la ciudad, a casa de tal hombre, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa.’ Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Llegada la tarde, Jesús se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, les dijo: ‘En verdad les digo: uno de ustedes me va a traicionar.’ Se sintieron profundamente afligidos, y uno a uno comenzaron a preguntarle: ‘¿Seré yo, Señor?’ El contestó: ‘El que me va a entregar es uno de los que mojan su pan conmigo en el plato. El Hijo del Hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para él no haber nacido!’ Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: ‘¿Seré yo acaso, Maestro?’ Jesús respondió: ‘Tú lo has dicho.’”
Tradición en Venezuela.
El Miércoles Santo se realiza la procesión de El Nazareno, una de las tradiciones más representativas de la Semana Santa en Venezuela. En ella, un Jesús con la cruz a cuestas y vestido de morado realiza un recorrido metafórico al calvario, seguido por miles de feligreses, muchos de ellos vestidos del mismo color.
A pesar de ser una tradición popular en todas las iglesias, El Nazareno de San Pablo, de la Basílica de Santa Teresa en Caracas, y El Nazareno de Achaguas, en el estado Apure, son las más famosas. Se ha popularizado la tradición de adornar a la imagen con las orquídeas llamadas popularmente Flor de Mayo (Cattleya mossiae).
La imagen del Nazareno de San Pablo data del siglo XVII y estuvo en la Capilla de San Pablo, hasta que fue demolida en el siglo XIX. La escultura entonces fue trasladada a la recién construida Basílica de Santa Teresa.
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