“El ser humano necesita sufrir para aprender y para crecer mental y espiritualmente. Sufrir para crecer, siempre”
El día 10 de abril de 1912 tal vez uno de los mayores logros de ingeniería y construcción de la humanidad hasta ese momento partió del puerto de Southampton, en Inglaterra, con destino a Nueva York. El RMS Titanic, un barco enorme, el más grande de sus tiempos, duró tan sólo cuatro días en su viaje inaugural. Un iceberg se cruzó en su camino y le impidió llegar a su destino final y con ello se llevó 1517 vidas al fondo del mar. Desgraciadamente la muerte y la tragedia hicieron que naciera la leyenda y junto con ella nacieron también muchas preguntas, tal vez muchas más de las que se quisieran, sobre las causas del accidente. Errores humanos, negligencia por parte de la tripulación, defectos en el diseño y en la selección de materiales, falta de botes salvavidas en el barco han sido algunas de las principales razones a las que se le han atribuido este fatal suceso. ¿Fue realmente el hundimiento del Titanic un error humano que terminó con la vida de millar y medio de personas? ¿Pudo haber sido prevenido fácilmente? ¿Qué salió mal en el viaje inaugural del barco estrella de la White Star Line?
De acuerdo con los análisis metalúrgicos realizados a los restos que se han rescatado del Titanic a partir del año 1995 (año en que se realizo una expedición submarina hacia los restos del gigante de acero) se demuestra que el barco fue construido con los más altos estándares de calidad de la época. Recordemos que el Titanic fue planeado para competir con barcos de lujo de otras compañías como lo fueron el Lusitania y Mauritania de la Cunard Steamship Company y por lo tanto no se reparó en gastos para su construcción. El factor del material siempre fue el más cuestionado, ¿Cómo pudo un iceberg fracturar el casco del barco más grande del mundo en su momento? ¿No sé supone que fue diseñado con el más alto estándar de seguridad? Resulta ser que los estudios metalográficos realizados a muestras del casco del Titanic muestran que el acero utilizado para su construcción era muy similar a los aceros tipo 1020 y ASTM A36 y precisamente fue comparado con ellos para revelar datos interesantes. Los aceros 1020 y ASTM A36 son considerados aceros de baja aleación y de bajo contenido de carbono. Lo que un casco de barco requiere es evidentemente evitar a toda costa que la composición del acero que lo compone se vuelva frágil bajo ciertas condiciones de temperatura y de corrosión. Justamente el acero del Titanic no cumplía con esa condición, su composición presentaba altos contenidos de azufre, fósforo y silicio. A su vez presentaba también un bajo contenido de sulfuro de manganeso (MnS), que precisamente es el compuesto que en gran parte evita que el acero se vuelva frágil y poroso. Después de realizar ensayos de tensión y de fotografiar las muestras con modernos microscopios electrónicos se llegó a la conclusión de que el acero del casco del titán marítimo se volvía frágil a una temperatura cercana a los 32 grados centígrados, en el momento del accidente, las aguas registraban una temperatura de -2 grados centígrados, evidentemente el acero estaba exageradamente frágil en esa gélida condición. En aquella época se pensaba que el alto contenido de azufre era benéfico para las aleaciones de acero. La industria acerera en el Reino Unido seguía los mejores y más altos parámetros de construcción en esa época. Sin duda, el acero con el que fue construido el Titanic era lo mejor que podía fabricarse en ese momento. Desgraciadamente un iceberg impidió que siguiera flotando sobre las aguas, tal como lo hizo su barco hermano de la White Star Line, el Olympic, que duró veinte años en servicio, realizando el viaje Southampton-Nueva York cientos de veces, viaje que su hermano no pudo siquiera completar una vez. (Aquí se puede encontrar más información sobre las pruebas al acero del casco del Titanic)
Sin duda el material y el tamaño del barco son factores cuestionables en un accidente de este tipo. Pero las máquinas no se manejan solas, se necesitan hombres que estén al mando de ellas y sepan lo que es lidiar con monstruos de miles de toneladas. Gracias a los reportes de los sobrevivientes del incidente y en particular el reporte de la comisión investigativa del Senado de los Estados Unidos de América nos permite saber con precisión como actuaron los hombres al mando en aquél momento. Los reportes dejan ver claramente que muchas más vidas pudieron haberse salvado ese día si la evacuación del barco hubiera sido más eficiente y si los barcos que recibieron la señal de auxilio del Titanic hubieran ayudado en el rescate de víctimas, en total ocho barcos estaban cerca del lugar del siniestro y sólo el Carpathia acudió al llamado. Esto no quiere decir que la tripulación del Titanic haya sido inexperta, de hecho en el mismo reporte se hace mención de que el capitán de la nave, Edward J. Smith, era un hombre experimentado en aguas peligrosas y se menciona que tenía un amor muy grande por su nave. El capitán ordeno a las 12:05 del domingo 15 de abril de 1912 que la tripulación debía evacuar a los pasajeros, poniendo a salvo primero a mujeres y a niños. Era el año de 1912, la tecnología con la que se contaba no era para nada similar a la que hoy se tiene en cuanto a sistemas de navegación y de rescate, es cierto que el Titanic recibió en más de una ocasión alertas de iceberg de naves que transitaban las aguas del Atlántico Norte pero, como se dice en el reporte, la tripulación estaba tan confiada de la fuerza y el tamaño de su nave que en verdad, jamás imaginaron que la nave podía hundirse, la veían como indestructible. Los botes salvavidas eran insuficientes y la tripulación no se encontraba totalmente familiarizada con los sistemas de desalojo, el reporte menciona estas dos razones como la principal causa de muerte de mil quinientas personas.
La solidaridad con el Titanic aquella noche fue casi nula. El reporte nos dice que ocho barcos estuvieron cerca del lugar del incidente y sólo el Carpathia fue al lugar del hundimiento para lograr rescatar a las personas que flotaban en las congelantes aguas aquella noche. El capitán de esa embarcación Sir Arthur H. Rostron fue altamente elogiado por el reporte del Senado y además fue condecorado en la Casa Blanca por su valentía y disposición de ayuda hacía el navío inglés. En contraste, también en el reporte de la comisión investigativa mencionan al capitán Lord del barco California que era el navío que estaba más cerca del accidente que cualquier otro y que no fue al rescate de los sobrevivientes del Titanic. Resumiendo los hechos y datos relevantes ¿Quién o qué tuvo la culpa de aquella tragedia? Desgraciadamente las personas en aquella época tuvieron que lidiar con una ignorancia insorteable acerca de los materiales de construcción. En contraste podemos criticar de cierta manera que el deber de la empresa era preocuparse por cada unos de los tripulantes a bordo y por lo tanto armar al gigante con los suficientes botes salvavidas, cosa que no se hizo, de hecho los registros nos dicen que en primera instancia si se tenían contemplados suficientes botes salvavidas y que fueron eliminados de los planes, pues representaban una amenaza a la estética de la cubierta. En este caso se alejaron completamente de su deber y fallaron en darle un servicio de la más alta calidad en materia de seguridad a sus pasajeros. Así como los médicos tienen una ética Hipocrática, los hombres del mar deben también seguir lineamientos a la hora de navegar. Claramente estos lineamientos fueron ignorados por el capitán Lord del California que con una actitud de desinterés no acepto en ir a rescatar sobrevivientes del Titanic. Estos son los elementos que podemos juzgar desde un punto de vista ético sobre la catástrofe, sin embargo realmente no se puede determinar que un solo hecho haya sido el causante del accidente y de la pérdida de vidas humanas, las circunstancias quedaron unidas como si se hubieran puesto de acuerdo para que un barco gigante, confiado de su fuerza y tamaño, con una tripulación desorganizada a la hora de la evacuación, con un casco que en su época era el mejor pero era frágil en temperaturas heladas, se haya encontrado con un iceberg y con el desdén de capitanes que ahora mantienen sus restos y la memoria de sus víctimas en el fondo del mar.
El Titanic y la música. William Hartley’s Band
Muchas son las historias que se cuentan sobre la noche del naufragio, sin duda una de las más conocidas es la de Wallace Hartley’s Band. Esta banda ha quedado para el recuerdo eterno ya que según cuentan los relatos de los sobrevivientes del incidente, los músicos a bordo de la nave no dejaron de tocar hasta el último aliento. Se dice que durante el viaje sólo se les conocía como “La Orquesta” o “La Banda” pero en realidad se trataba de dos grupos separados de músicos, un quinteto de músicos liderados por Wallace Hartley (que tocaba a la hora del té y después de las cenas) y un trío de piano, cello y violín (que tocaba en la recepción, justo afuera del A la Carte Restaurant y el Cafe Parisien). Esto hace aun más interesante la historia ya que, seguramente, la única vez que tocaron juntos los ocho músicos fue en el momento del hundimiento. Se dice que cuando Hartley se dio cuenta de la gravedad de la situación que se vivía, reunió a todos los músicos y ensamblo su banda en la cubierta de primera clase, donde los botes salvavidas comenzaban a alistarse, y comenzaron a tocar canciones alegres y tranquilas para intentar calmar a los pasajeros que estaban siendo evacuados. Nadie sabe a ciencia cierta cual fue la última canción interpretada por el grupo esa madrugada fría, pero la mayoría de los registros coincide en que fue la pieza con la que se despidieron de la vida fue Nearer, My God, To Thee. Sin duda esta historia deja en claro que este grupo de personas tenía un amor devoto a su profesión. Desgraciadamente ningún músico logro salir con vida del accidente y con ello el mar será el único que sepa cuales fueron sus últimas sensaciones al estar tocando melodías en medio de gritos de desesperación. “La Orquesta”, compuesta por Wallace Hartley, John Wesley Woodward, John Frederick Preston Clarke, Georges Alexandre Krins, Theodore Donald Brailey, John Law Hume y Percy Cornelius Taylor, fue sin duda un conjunto de personas ejemplar, que siempre puso el deber antes que todo y que ,además, hicieron lo que más amaban hasta el momento de sus muertes.
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