Universitarios se las ingenian para costear carreras privadas
Estudiantes coincidieron que debido al poco poder adquisitivo de los venezolanos, en cada semestre disminuye el número de compañeros / Foto: Rafael Salazar
Pese a que el Gobierno nacional decretó un aumento del sueldo integral de Bs 300 mil mensual que entró en vigencia el 1° de octubre: Bs 150 mil de salario y la misma cantidad en bono de alimentación, es poco lo que los venezolanos pueden costear con esa cantidad cuando a diario se deben enfrentar a una hiperinflación que pulveriza los ingresos.
Debido a esto, uno de los sectores que más se ha visto afectado ha sido el de educación superior privada.
En el caso de Anzoátegui, los jóvenes se las ingenian para poder cancelar sus matrículas en casas de estudios como la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (Ugma), Universidad Santa María (USM) y el Instituto Universitario Politécnico Santiago Mariño (Iupsm), las principales en impartir carreras de cinco años.
Los estudiantes consultados en la zona norte dijeron que no solamente deben buscar la forma de cancelar las inscripciones y posteriores cuotas, sino que también deben asumir los gastos de papelería y materiales que, dependiendo de las facultades, deben adquirir para cumplir con los requerimientos educativos. Además de la alimentación, transporte y hasta residencia, para los foráneos.
Es por eso que el rebusque, como lo es la venta, y en otros casos las remesas de familiares, han sido las alternativas que a las que han tenido que recurrir para seguir con sus estudios.
Este es el caso de María García, quien desde enero mantiene las dos opciones para poder cursar el 3er año de Odontología en la Ugma, la única universidad que imparte esa carrera en el oriente del país, por lo cual ella debió salir de su natal Cumaná, estado Sucre.
Manifestó que hasta ese mes, con el sueldo de su mamá como maestra y los ingresos de su papá como comerciante pudieron cancelar todos sus gastos, ya que tiene dos hermanas que también requieren de manutención.
“El salario de ellos se va en comida. Yo me ayudo revendiendo cosas y tengo una tía que se fue hace tres años para España y es quien me envía dinero semanalmente ahora”.
García comentó que cuando inició las clases en enero tuvo que cancelar el año completo, por ser estudiante regular, por un monto de Bs 500 mil. No obstante, ha tenido que ajustarse a los incrementos aplicados posteriormente.
“En este año ha habido como tres aumentos y no es de 20%, sino de entre 100% y 300%”.
Otros gastos
Pero más que la cancelación de una matrícula, lo que le preocupa a la estudiante es la manutención, ya que por su horario de estudios no puede optar por un trabajo temporal lo que le permitiría ayudarse, por ejemplo, para pagar los $30 (o su equivalente en bolívares) del alquiler de la habitación donde reside en Nueva Barcelona.
Mientras que para cumplir con los requisitos académicos tuvo que comprar equipos como turbina y articulador, los cuales actualmente rondan los $150 cada uno. Además, con frecuencia debe adquirir los materiales (guantes, tapabocas, entre otros) para realizar los tratamientos.
“Gracias a Dios yo tengo disponibilidad para dos meses, pero en cuanto a la manutención hay días que me ha tocado duro y he tenido que pedirle prestado a mis amigos, mientras espero que mi tía me envíe”.
García también mencionó que anualmente debe contar con un determinado número de pacientes para hacerles trabajos bucales, los cuales le generan gastos. Este año le tocó atender a tres.
“Yo calculo que se me van más de $100 al cambio por atenderlos, porque la mayoría se ponen exquisitos y tengo que brindarles el desayuno y darle para el pasaje; lo hago porque me conviene mi nota”.
Docentes
Pero la crisis económica también les ha tocado fuerte a los docentes universitarios.
La estudiante María García recordó que recientemente tuvieron un mes de paralización de clases porque los profesores alegaban que recibían menos de un salario mínimo.
“Esto ha contribuido a que la calidad educativa haya bajado. Muchos doctores se han ido y la mayoría de los que quedan son recién graduados, no tienen la misma experiencia”.
De igual manera, la joven señaló que la suspensión trajo como consecuencia que ahora en noviembre vayan a dictar un intensivo para ponerse al día, por el cual deben cancelar un millón 500 mil bolívares.
“Ni ganando más de tres sueldos mínimos se puede costear actualmente una carrera universitaria”. La anterior frase fue pronunciada por Raymar Griffith, quien cursa el 9no semestre de Derecho en la USM.
Ella aseguró haberse vuelto “turca”, vendiendo todo lo que esté a su alcance para costear sus estudios. En última instancia, reúnen entre sus padres y su abuela materna para completar.
“En la misma semana de concretar las ventas voy y abono una parte en la universidad para no ver el golpe tan duro. En el semestre pasado pagué Bs 810 mil divido en trimestres, lo hicieron de esa manera para ver más cómodo el pago. Para cancelar pasajes consigo efectivo con mi papá, quien al final de la tarde trabaja cargando pasajeros”.
La joven mencionó que hasta para conseguir las guías de estudios, de más de 15 páginas, se las ha tenido que ingeniar debido al costo de las copias: le hace fotos con su celular.
“Somos pocos los estudiantes que hacemos un esfuerzo para seguir de pie y terminar la carrera. Todos los días le doy gracias a Dios que me falta poco para salir, pero pienso en esos muchachos que están comenzando y mentalmente les digo que sigan luchando y no vean para atrás”.
Griffith recordó que cuando inició eran dos secciones en el turno de la mañana, pero ahora queda una de 54 estudiantes, porque muchos han desistido, supuestamente, por falta de recursos.
Ayuda
Por el dinero que le envía su padre del exterior, el cual se fue hace un año en búsqueda de mejores oportunidades, Carol Salazar pudo iniciar en septiembre la carrera que tanto anheló: Odontología.
Manifestó que ningún sueldo en bolívares les iba permitir a sus padres cancelar Bs 450 mil de inscripción por un semestre. Mientras que, en la primera cuota, debe pagar un millón 200 mil bolívares.
Por otro lado, “matar tigres” con una empresa de refrigeración de aires acondicionados es lo que le ha permitido a los papás de Paola Bermúdez, ambos ingenieros, costear los gastos universitarios. Va por el 2do semestre de Odontología.
La joven señaló que pese a que tuvo que cancelar por el semestre Bs 500 mil, hace seis meses, ahora con la hiperinflación le solicitaron una diferencia de Bs 2 millones.
“Eso sin contar que mensualmente debo gastar como $150 en materiales y equipos para las clínicas”.
Hasta desayunar en la cafetería de la universidad le cuesta “un ojo de la cara” a la estudiante. Dijo que cuando no puede comer en su casa, tiene que pagar Bs 35 mil por dos empanadas y una malta o pasar la mañana sin probar un bocado porque no le alcanza el dinero.
Modalidades de pago
Ante la hiperinflación las universidades también han tenido que ajustarse con nuevas modalidades de pago.
La estudiante del 4to semestre de Derecho en la Ugma, Paola González, comentó que canceló Bs 540 mil por semestre completo, pero al final fue como una inscripción porque ahora debe pagar una cuota adicional de un millón 500 mil bolívares.
“Gracias a Dios, a mí me paga la universidad mi papá, que es mecánico diésel de lanchas, gana en dólares y está fijo, porque con estos incrementos, ¿quién con sueldo en bolívares puede ajustarse?”, se preguntó.
González manifestó que la única facilidad de pago que da la universidad es cancelar 70% del monto y luego el restante en cuotas. Pero de haber un aumento, como el aplicado recientemente, si no se ajustan no pueden realizar evaluaciones para que les carguen las notas.
En similares condiciones se encuentran en el Iupsm, donde la estudiante del 10mo semestre de Ingeniería Civil Sarais Tirado señaló que la calidad educativa ha caído en los últimos años. Un ejemplo de ellos es la escasez de personal, lo que limita el tiempo de servicios como biblioteca, secretaría y administración, entre otros, ya que una persona se encarga de varios.
“Antes uno cancelaba un costo único, pero ahora, por ejemplo, yo pagué una inscripción de un poco más de Bs 500 mil y un abono de Bs 435 mil. No te dan el monto total del semestre sino el de la primera cuota”.
Desde hace un año los hermanos de Tirado, quienes tienen un local de venta de comida, corren con los gastos universitarios, debido a que desde ese tiempo está desempleada de la industria petrolera por falta de obras en el Criogénico de José, donde tenía el cargo de Asistente de nómina.
“Ahora como soy tesista son muchos los gastos que se me vienen, donde una impresión está en Bs 3 mil. Nada más en papelería para inscribir la tesis he gastado como Bs 100 mil. Estoy esperando graduarme para irme a Argentina, donde tengo otro hermano”, dijo.
La situación del país también ha llevado a los profesores de Arquitectura de esta casa de estudios a ajustarse.
La estudiante del 6to semestre Karlhina Núñez manifestó que lo más caro de la carrera siempre han sido los materiales para las maquetas. Al principio les exigieron un tipo de papel como metodología, pero con el pasar del tiempo tuvieron que decirles que “utilizarán lo que pudieran” por lo difícil y costoso de conseguir.
En el caso de Núñez, el cambio de modalidad le favoreció debido a que sus padres, un ingeniero en Química y una abogada, tenían una papelería que fue cerrada cuando su papá se fue por cuatro años a trabajar al exterior.
“Gracias a esos materiales no he tenido tantos gastos, más que las cuotas. Y bueno, con ese dinero que mi papá generó fuera del país es que ahora nos sustentamos. Igual él y mi mamá matan tigritos vendiendo cualquier cosa”.
En pagar pasaje en autobuses desde Puerto La Cruz (donde vive) hasta Barcelona es que se concentra el segundo mayor gasto de la joven. Aunque no tiene un cálculo, dijo que si sale a las 8:00 pm de clases se eleva el costo del traslado.
Estudiantes foráneos afectados
El director general de la USM, Núcleo Oriente, Enrique Ginnari, manifestó que en los últimos tres semestres han tenido disminución de estudiantes foráneos debido a la falta de recursos de estos para sus gastos de sustento.
“Hemos tenido un impacto relativamente bajo, no llegamos al 20% de deserción, en comparación con Caracas que está cercano al 40%. La preocupación más grande la tienen es en la parte de manutención, más que la educación. La universidad sigue teniendo una matrícula baja, cuando la comparas con la educación básica y bachillerato”.
En este sentido, recordó que el semestre culminó hace poco en Bs 800 mil, con cuotas que no alcanzaban los Bs 200 mil.
“La modalidad de pago también ha cambiado por el tema de inflación, ya que la universidad no trabaja con dólares, por lo que tenemos que buscar que los estudiantes paguen en tiempo real, de manera que no se devalúe el dinero. Antes teníamos seis cuotas y ahora dos trimestres. La universidad no aumenta los precios diariamente, los fija trimestralmente porque estamos sometidos a la Superintendencia Nacional de los Derechos Socioeconómicos (Sundde)”.
Al ser consultado sobre cuántas secciones han reducido ante la deserción, Ginnari manifestó que en el último año no se pudo minimizar más, porque hay que tener 10 semestres por carrera, por lo que empezaron fue a disminuir la cantidad de estudiantes por salón. Por ejemplo, antes en Comunicación Social tenían 60 alumnos por sección y ahora no llegan a 40.
“Yo tenía dos becas trabajo que eran emblemáticas, estudiantes de primera, una era de Maturín y la otra de Margarita. Tuvieron que dejar los estudios por la manutención, porque en la universidad no pagaban nada”, expresó.
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