Cereales azucarados y galletas sobrepasan los 10 mil bolívares / Foto: Cortesía
La inflación limita al venezolano y lo lleva a comprar lo “estrictamente necesario”. Son muchos los gustos a los que se ve obligado a renunciar, como comer alguna chuchería.
Hace algún tiempo era común tener en la despensa o nevera algún dulce para complacer a todos calmar los antojos. Ahora, lo que cuesta ha llevado a muchos a desistir de esa práctica.
En quincallas, panaderías y comercios, por ejemplo, un Pepito, en su presentación más pequeña, cuesta 20 mil bolívares, lo que equivale a medio salario mínimo, establecido en 40 mil bolívares. El mismo valor lo exhibe un bombón de chocolate. Mientras que un empaque de cereal de maíz azucarado supera los Bs 35 mil.
La presentación XXL de Doritos, Cheetos, Ruffles y Pepito alcanza los 50 mil bolívares. La versión mini de Oreo, que contiene cuatro galletas, está en Bs 13 mil.
“Esto es una locura, definitivamente. Todo está caro. Darse un gusto comiendo chucherías ya no está en nuestras manos”, comentó la señora Daisy, quien recordó que en su hogar no faltaba, mínimo, un paquete de galletas María, cuyo precio es de Bs 23.500. Las rellenas cuestan Bs 39.000.
Ante el capricho de degustar algo dulce, los clientes observan las vitrinas de panaderías, pero al constatar los costos desisten de la idea.
Ciudadanos lamentan que el sueldo no les alcance para cubrir otros gastos que no sean los de la comida.
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