Hacemos oportunísima la frase de El Libertador Simón Bolívar el 20 de setiembre de 1829, en una carta enviada al Ministro del Exterior, Estanislao Vergara, desde Guayaquil, en la que expresa que: “Los Estados Unidos son los peores y son los más fuertes al mismo tiempo”, para hacer algún comentario sobre esta y otras frases del Padre de la patria, y el tratamiento sesgado que lamentablemente se le aplicó al discurso bolivariano a través del tiempo, a pesar de que a lo largo de toda su vida política Simón Bolívar fue un tenaz opositor a esa dominación imperialista de EEUU.
La Bibliografía en torno a Bolívar durante muchos años adolecía de intereses oscuros y mezquinos, complacientes con el Imperio Norteamericano. Esta historiografía tradicional se circunscribía en el marco de un nacionalismo de muy corto alcance, obcecadamente politiquero, que silenciaba, omitía o desconocía el carácter absolutamente Revolucionario de Simón Bolívar, ya que insistía de manera rutinaria y traicionera, en describir casi únicamente la faceta militar del Libertador.
Para limitar y moderar su influencia, las voces del poder intentan presentar un Bolívar descafeínado, light, mustio, gris y seco. La historia oficial de las clases dominantes (herederas criollas del viejo colonialismo español) y su amo imperial estadounidense, han intentando congelar y petrificar a Bolívar en una estatua muda y muerta.
No extraña entonces que en las aulas de clase de la escuela primaria y secundaria y en los libros de historia , no se hacía referencia por ejemplo, a la histórica frase escrita por el Libertador, en la carta al coronel Patrick Campbell, encargado de negocios británico ante el gobierno de la Gran Colombia (Guayaquil, 5 de agosto de 1829):
“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”
O cuando expresó:
“Cuando extiendo la visión sobre este continente, veo que está a la cabeza una nación muy belicosa y capaz de todo como los
Estados Unidos”
“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”
O cuando expresó:
“Cuando extiendo la visión sobre este continente, veo que está a la cabeza una nación muy belicosa y capaz de todo como los
Estados Unidos”
Y hace nueva referencia a los Estados Unidos cuando desde la ciudad de Guayaquil, el año, 1829, Bolívar le dice a Estanislao Vergara, Ministro del Exterior, esta exactísima definición: “Los Estados Unidos son los peores y son los más fuertes al mismo tiempo”.
Ahora bien, si algo está claro en este contexto es que el Libertador Simón Bolívar, más que anti-estadounidense, era, sobre todo, y por encima de cualquier cosa, un antiimperialista militante. De hecho, lo combatió con todas sus fuerzas, no solamente como un enemigo externo, sino, además, como una estructura de dominación a escala mundial. Y decir hoy anti-imperialismo, es afirmarse y ratificarse anticapitalista y viceversa.
A eso debe, a su carácter antiimperialista, que el nombre del gran héroe caraqueño sea considerado subversivo por el Departamento de Estado (ya las películas de Hollywood lo están asociando con el terrorismo).
Los países bolivarianos por décadas le dieron la espalda a los principios de la Soberanía Popular, delegando en las cúpulas partidistas el destino la nación… Las banderas bolivarianas están a media asta desde la desaparición física del Libertador, quién visualizó los grandes problemas que nos aquejarían, como las principales causas de la degradación, la injusticia social y la penetración imperialista… y con esa clarividencia de ver el futuro del Continente, nos alertaba sobre el temor al imperialismo con su artillería de consumismo más devastador que las armas de fuego.
Los países bolivarianos por décadas le dieron la espalda a los principios de la Soberanía Popular, delegando en las cúpulas partidistas el destino la nación… Las banderas bolivarianas están a media asta desde la desaparición física del Libertador, quién visualizó los grandes problemas que nos aquejarían, como las principales causas de la degradación, la injusticia social y la penetración imperialista… y con esa clarividencia de ver el futuro del Continente, nos alertaba sobre el temor al imperialismo con su artillería de consumismo más devastador que las armas de fuego.
Desde nuestra perspectiva Simón Bolívar está vivo. Representa un símbolo continental que aglutina voluntades colectivas y culturas diversas, sintetizando múltiples rebeldías. Su pensamiento condensa un proyecto político y una mirada nueva y desde abajo de la historia de Nuestra América que nos permite reconstruir nuestra identidad como pueblos sometidos y en lucha por el socialismo y nuestra segunda y definitiva independencia.
La gesta de Bolívar no es la de un individuo aislado sino la de todo un pueblo. El bolivarianismo se ha convertido en el siglo 21 en el emblema y en la mecha de una rebelión anticapitalista y antiimperialista continental. Los generales del Pentágono, los espías de la CIA y los ideólogos de las clases dominantes imperiales y criollas clasifican al bolivarianismo como uno de sus principales “enemigos subversivos”. En esto, sólo en esto, nuestro enemigo estratégico no se equivoca
A la óptica de hoy, la revolución de Bolívar: es la transformación total de los esquemas económicos y sociales a que nos han tenido acostumbrado el imperialismo económico insaciable de riquezas… es todo lo contrario al Neoliberalismo y la globalización, como modelos económicos esclavizantes, quienes pretenden imponer una economía de consumo indiscriminado, en menosprecio a la producción nacional, para incentivar la compra de productos importados… es una revolución humanista que busca la justicia económica, mediante la justa distribución de las riquezas, en función a la productividad y las necesidades de la población… es un sentimiento nacionalista de un alto sentido patriótico, para llevar la felicidad a la mayoría de la población por encima de las individualidades.
Podemos resumir, que la revolución de Bolívar: es el camino a la felicidad de todas las naciones que quieran adoptarla, y no teman las amenazas de Imperios Económicos que dominan el panorama mundial.
En la efectividad de la estrategia anti-imperialista anidan hoy las sociedades su futuro, incluida la nuestra. Un modelo humanista y autogestionario versus un modelo liberal individualista y egoísta, o sea, democracia neoliberal versus democracia participativa.
Por eso es que la lucha que se está librando en Venezuela busca la superación del sistema que hoy rige las relaciones entre los seres humanos. Pues, si ser bolivarianos, es ser antiimperialistas; ni modo, seremos bolivarianos y antiimperialistas. Las cartas están echadas en Venezuela.
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