viernes, 10 de febrero de 2017

La historia no contada FUSILAN A CONSUELO FERNANDEZ “LA NIÑA DE LA INDEPENDENCIA”

La historia no contada
FUSILAN A CONSUELO FERNANDEZ
“LA  NIÑA  DE  LA  INDEPENDENCIA”
El 10 de febrero de 1814, fue fusilada Consuelo Fernández “La Niña de la Independencia”, en la Plaza  de la  población de Villa de Cura, en el estado Aragua, quien con apenas 17 años de edad, dio su vida por amor a la causa emancipadora y en honor a su condición de mujer, al grito de “¡Viva la Patria!, ¡Viva la Libertad!”.  Segundos antes de su ejecución llegó  su devastado padre quien no dudó en abrazarla delante de sus verdugos. Fue acribillado junto a ella por la descarga de los fusiles. 
Consuelo resaltó siempre por su admirable belleza, la cual cautivaba a los hombres, incluyendo a los realistas quienes sembraban muerte y pánico en los territorios donde se libraba la gesta en contra del imperio español, era asediada por el coronel Pérez, “quien la cortejaba  con bajos instintos”.
Por un llamado de este oficial realista, Consuelo se enteró de los preparativos de Boves para atacar La Victoria, y le envió un mensaje a su hermano con un joven patriota, pero el mensajero fue interceptado por los soldados realistas, quienes lo apresaron. El mensaje era el siguiente: "El sargento Boves, que se encuentra acuartelado en Villa de Cura, prepara invadir La Victoria, avísalo al general Ribas, y marchen lo más pronto que puedan a salvarnos.
Uno de los tenientes de Boves, llamado coronel Pérez, que me vio el otro día en la iglesia, se atrevió a pedir mi mano a papá. Figúrate con qué indignación no rechazamos esta proposición, pues tú sabes que entre los patriotas y los realistas hay un abismo insondable. Te bendice tu hermana, Consuelo".
El mensaje de Consuelo, llegó a las manos del coronel Pérez, quien, herido en su orgullo por el rechazo de la joven, hizo una apuesta con sus compañeros:  “O me caso con Consuelo Fernández o ella será fusilada”, y, acto seguido, impartió órdenes para que Consuelo y su padre fueran conducidos a prisión. Viéndose perdida, la heroína confesó: “Mi padre es inocente de lo que yo he escrito a mi hermano. En cuanto a mí, le aseguro que prefiero mil veces la muerte antes que ser la esposa de un realista”.
Al día siguiente de esta confesión, el padre de la joven fue puesto en libertad, pero ella fue condenada a muerte “por haber transmitido noticias de guerra”. Con gran entereza, Consuelo oyó la sentencia, la cual estuvo acompañada por el redoble de tambores.
Y clareó el alba de la trágica mañana señalada para su ejecución: era el 10 de febrero de 1814. Consuelo es conducida al sitio de la ejecución, y mientras camina el coronel Pérez: le dice ¿no quieres ser mi esposa? Si consientes en casarte conmigo te salvaré la vida.
“Apártese de mi camino, contestó con entereza la joven. Jamás podré unirme a lo que me inspira tanto desprecio.”¡Viva la Patria! ¡Viva la Libertad!”  Y mansamente se dejó conducir al suplicio esta extraordinaria heroína de 17 años.

Fue entonces cuando, de manera repentina, y sin poder evitarlo, irrumpe el padre a la Plaza y se abraza a su hija cubriéndola con su llanto. Una descarga se oye, y caen a tierra padre e hija abrazados, cubriéndose el suelo con su sangre patriota.

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