Pero al Almirante le surgieron otros problemas en la isla. Otros
conocidos personajes de la misma se opusieron vivamente a él y a su
forma de gobernar. Por ejemplo, Hernando de Guevara y Adrián de Mújica. El primero se rebeló contra Roldán por un lío de faldas con la bella hija de Anacaona, de la que según dice Las Casas ambos estaban enamorados, y el segundo se levantó junto a Pedro de Riquelme para proteger a Guevara, del cuál era primo. Todos estos rebeldes fueron capturados y condenados a muerte y conducidos a la fortaleza de Santo Domingo
(la que había en la orilla este del río, no la actual, la fortaleza
Ozama, construída posteriormente), excepto Hernando de Guevara que fue
ejecutado en la misma Concepción, en donde se encontraba Colón. El reo fue ajusticiado con ciertas prisas siendo lanzado desde las murallas del fuerte.
Mientras tanto, durante los meses anteriores, no dejaron de llegar malas noticias a Castilla en boca de los que iban volviendo de su aventura nuevomundiana. Quejas de maltratos, trabajos indignos, incumplimiento de compromisos, brutalidad, injusticias y nepotismo obligaron a los Reyes Católicos a tomar medidas severas. Ya habían enviado a un primer juez pesquisidor, D. Juan de Aguado, que volvió con informes negativos, aún así continuaron confiando en Cristóbal Colón como virrey y gobernador de la Española, pero ya las noticias que les llegaron de la rebelión de Francisco de Roldán colmaron el vaso de su paciencia y decidieron enviar a alguien con un mandato mucho más serio y con importantes órdenes que cumplir. A primera hora del 23 de agosto de 1500 arribaron dos carabelas a la desembocadura del río Ozama en Santo Domingo. Diego Colón, hermano del almirante, envió una barca para identificar a los recién llegados. La sorpresa fue mayúscula, el recién llegado era el Comendador Don Francisco de Bobabilla, que llegaba a la Española para “actuar contra los que se andaban alzados“. Nada más entrar en el río pudo ver a cada lado de su desembocadura una horca con sendos españoles colgados. Una pésima primera puesta en contacto con el Nuevo Mundo.
Mientras tanto, durante los meses anteriores, no dejaron de llegar malas noticias a Castilla en boca de los que iban volviendo de su aventura nuevomundiana. Quejas de maltratos, trabajos indignos, incumplimiento de compromisos, brutalidad, injusticias y nepotismo obligaron a los Reyes Católicos a tomar medidas severas. Ya habían enviado a un primer juez pesquisidor, D. Juan de Aguado, que volvió con informes negativos, aún así continuaron confiando en Cristóbal Colón como virrey y gobernador de la Española, pero ya las noticias que les llegaron de la rebelión de Francisco de Roldán colmaron el vaso de su paciencia y decidieron enviar a alguien con un mandato mucho más serio y con importantes órdenes que cumplir. A primera hora del 23 de agosto de 1500 arribaron dos carabelas a la desembocadura del río Ozama en Santo Domingo. Diego Colón, hermano del almirante, envió una barca para identificar a los recién llegados. La sorpresa fue mayúscula, el recién llegado era el Comendador Don Francisco de Bobabilla, que llegaba a la Española para “actuar contra los que se andaban alzados“. Nada más entrar en el río pudo ver a cada lado de su desembocadura una horca con sendos españoles colgados. Una pésima primera puesta en contacto con el Nuevo Mundo.
La siguiente tarea de Bobadilla sería abrir una pesquisa (investigación) para
averiguar la verdad o falsedad de las principales acusaciones que se
hacían contra el gobierno de los Colón y poner orden en los asuntos
administrativos de la isla. Una tarea ardua y que iba a necesitar de
mucho aplomo y constancia, aunque es verdad que iba a contar con la
plena colaboración de los españoles residentes allí, los cuales
acogieron los cambios con gran alegría y esperanza.
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