Mejías, huérfano desde temprana edad, reconoció su vocación musical como espectador de músicos de retreta. Estudió el clarinete, instrumento que tocó en bandas durante su adolescencia, y a pesar de haber recibido ofertas para especializarse en el exterior, optó por quedarse en el país para cuidar de su abuela, quien se había encargado de él tras la muerte de sus padres.
"Conticinio"
Existe una palabra que muy poco se oye en los labios del ciudadano común y su significado está asociado precisamente al silencio.
Conticinio, Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, del Latín conticinium: Hora de la noche, en que todo está en silencio.
Dicen que el conticinio es un momento de la noche, cuando la madrugada se aproxima, en que todo parece aquietarse y sumergirse en el silencio absoluto. No es una hora específica, sino un momento en que la noche se hace profunda, que todo calla. Suena a silencio, a tranquilidad. Describe un momento especial, cuando todo parece dormido, cuando todo espera, cuando uno está consigo mismo.
Conticinio posee una magia y un encanto misterioso, atractivo, intimo, casi un sueño y resulta difícil describirlo en pocas palabras. Lo que sí sabemos es que ha sido inspiración para muchos escritores y compositores. Hoy día conticinio es una palabra muy fuera de lo común, oírla mencionar en cualquier fuente, libros y en nuestras conversaciones y diálogos cotidianos es muy raro. Sin embargo en el estado Trujillo, este vocablo lo tomó muy acertadamente un virtuoso de la composición musical para el título de una bella melodía que es más que un poema. Me refiero a Don Laudelino Mejías, músico y compositor venezolano, nacido en esta estribación de los Andes venezolanos el 29 de agosto de 1893, y quien en 1921, a los 28 años de edad musicaliza su famoso vals Conticinio con letra del poeta popular trujillano Egisto Delgado.
Laudelino Mejías, desde sus días infantiles, mostró su extraordinaria aptitud para la música. Bajo la tutoría del Padre Esteban Razquìn, sacerdote español llegado a Trujillo a principio de siglo, inicia su aprendizaje como ejecutante del clarinete. Laudelino es uno de sus discípulos más aprovechados y entusiastas. Ello determina que, a la vez que se diestra como ejecutante en la Banda Filarmónica fundada por el mismo Padre Razquìn, comienza a incursionar atrevidamente por los predios de la composición. La obra musical de este talentoso maestro fue prolífica.
Laudelino Mejías fallece en la ciudad de Caracas el 30 de noviembre de 1963 a los 70 años de edad, pero en Trujillo continúa vigente su recuerdo y hoy su nombre se asocia a las más variadas expresiones de la cultura regional. A su terruño natal dedicó todo su poder creador.
Conticinio es el vals más popular de Venezuela.
CONTICINIO - Eleazar Agudo
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