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11 de agosto de 1929 Se publica la 1era edición de Doña Bárbara
Doña Bárbara, la novela venezolana más popular, escrita por el novelista Rómulo Gallegos, cumple este sábado 89 años de su primera edición que salió el 11 de agosto de 1929.
Una composición narrativa completa y más compleja de lo que se piensa, abarca una serie de procesos simbólicos y políticos que marcaron una época durante los días más aletargados de la dictadura de Juan Vicente Gómez, un valor emblemático de cuanto Venezuela necesitaba redimir.
Como bien lo dijo el propio autor en una oportunidad: “Yo escribí mis libros con el oído puesto sobre las palpitaciones de la angustia venezolana”, y ese sentir quedó reflejado en Doña Bárbara, una pieza que simboliza la lucha entre la civilización y la barbarie, a través de sus protagonistas: Santos Luzardo y Doña Bárbara.
El éxito de Doña Bárbara salvó a Rómulo Gallegos del riesgo político que le auguraba una fatalidad inminente.
Gómez, sabiendo que la novela arrojaba más leña al fuego de la oposición política que intentaba derrocarlo, respondió al autor con inteligente ironía: nombró a Gallegos senador del estado Apure, justificándose en que en esa entidad transcurrían las maldades literarias de la devoradora de hombres, como si esa circunstancia fuese suficiente para que intelectual caraqueño se involucrara con la problemática derivada de la ley del llano y pudiese probarla desde su propia experiencia.
Pero Gallegos sin pensarlo dos veces, no tardó en exiliarse en Nueva York, y solo volvería al país con la muerte de Gómez, ocurrida el 17 de diciembre de 1935, le aseguraba respirar en paz.
Gallegos, emprendiendo el proyecto novelístico titulado “las novelas de la tierra”, donde analizaría las problemáticas regionales del país más pujante del continente, llegó al corazón del llano hacia 1927 en busca de historias.
Asimismo, Rómulo Gallegos se encontró en San Fernando de Apure con el poeta cumanés Andrés Eloy Blanco, quien se desempeñaba como abogado a las órdenes de Pancha Vásquez, una terrateniente de guáramos forjados por miles de amarguras; armada hasta los dientes, “era la verdadera doña Bárbara antes que doña Bárbara se convirtiera en el famoso personaje literario, escribió Andrés Eloy Blanco en sus memorias.
Gómez, quien no sabía leer pero ordenaba que le leyeran todo cuanto se publicaba, disfrutó de Doña Bárbara, cuyo comienzo inicia: “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha”, y, antes de llegar a la página final entendió el paralelismo de la novela.
Doña Bárbara, traducida y versionada por el cine mexicano con éxito de taquilla, se convirtió en un personaje universal; representaba esa fuerza brutal y avasallante de la naturaleza que solo la inteligencia humana domina y dirige hacia el bien social.
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