El 12 agosto 1984, hace exactamente 34 años, el zuliano Luis Ernesto Aparicio Montiel enriqueció la historia de Venezuela, al convertirse en el primer criollo en ser exaltado al Salón de la Fama del Beisbol de las Grandes Ligas, hazaña que selló la brillante carrera del pelotero venezolano.
Ese día, luego de su retiro y de seis años como candidato, toda Venezuela celebró el ingreso de Aparicio al Templo de los Inmortales, convirtiéndose, hasta ahora, en el primer y único venezolano en tener una placa en el Museo de Cooperstown, en los Estados Unidos.
En esa oportunidad el criollo quedó primero en las votaciones con 341 unidades, 84,62% del total. Ese año lo acompañaron Harmon Killebrew y Don Drysdale como nuevos miembros del Salón de la Fama.
Hoy, al cumplirse treinta y dos años de su exaltación, su legado se mantiene vigente. Las nuevas y futuras generaciones del beisbol nacional desean recorrer los pasos del “Inmortal”.
Luis Aparicio ganó en total nueve guantes de oro, récord superado por otro gran campocorto venezolano, Omar Vizquel, quien alcanzó a ganar 11 premios.
Aparicio se retiró tras 18 campañas y se despidió como el líder vitalicio entre los campocortos en juegos con 2 mil 581; asistencias 8 mil 16; y doble plays con mil553, además de ser el torpedero con más hits conectados con 2 mil 674.
Ese brillante historial lo convirtió en un icono de su generación y un pelotero idolatrado por los aficionados.
Aparicio comenzó a jugar en las Grandes Ligas en la temporada de 1956, con los Medias Blancas de Chicago, equipo en el que sustituyó en el “campo corto” a otro grande del beisbol venezolano, Alfonso "Chico" Carrasquel.
Con Chicago jugó en dos etapas, de 1956 a 1962 y luego de 1968 a 1970, y también defendió durante varias temporadas los colores de los Orioles de Baltimore (1963-1967) y los Medias Rojas de Boston (1971-1973), para totalizar 18 años de desempeño en el beisbol de Estados Unidos.
Aparicio dio sus primeros pasos como pelotero en la Liga Profesional de Beisbol Venezolano, exactamente el 18 de noviembre de 1953 con el equipo Gavilanes de Maracaibo, que pertenecía a la desaparecida Liga Occidental.
Ese 18 de noviembre, “Día de La Chinita”, el estadio Olímpico de Maracaibo contaba con la presencia de más de 7 mil espectadores. Ese día, uno de los mejores peloteros de Venezuela anunciaba su retiro Luis Aparicio Ortega, "El Grande", quien entregó el bate que usaba a su hijo, Luis Ernesto, sin saber que sería el inicio del único venezolano inmortalizado en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas.
Desde entonces, Luis Aparicio jugó en Venezuela durante 13 temporadas, repartidas entre las divisas Leones del Caracas, Tiburones de La Guaira, Águilas del Zulia, Tigres de Aragua y Cardenales de Lara.
Luego de su paso por la pelota venezolana y el beisbol estadounidense, tras su retiro como pelotero activo, Luis siguió vinculado a la pelota como mánager.
En Venezuela, el zuliano se encargó de dirigir a varios equipos criollos: Águilas del Zulia, Cardenales de Lara, Navegantes del Magallanes, Petroleros de Cabimas y Tiburones de La Guaira
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