EL IVIC INSTITUTO
ELEVADO AL
RANGO DE ELEFANTE
BLANCO
El 9 de febrero de 1959 se
creó por decreto de la Junta de Gobierno presidida por el Dr. Edgar Sanabria el Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) con carácter de Instituto
autónomo, adscrito al Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y se le asignó
el patrimonio del antiguo INIC.
El predecesor del IVIC,
el Instituto de Neurología e Investigaciones Cerebrales (INIC), fue inaugurado
en 1954 durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Este proyecto fue idea
del científico venezolano Humberto Fernández Morán, fallecido en 1999 y quien
aún sigue siendo un desconocido en nuestro país. Este ilustre zuliano fue uno
de los científicos más notables del mundo por sus extraordinarios aportes a la
Microscopía Electrónica y a la Bioquímica. Le ofrecieron proponerlo como premio
Nobel si cambiaba su nacionalidad venezolana a estadounidense, pero se negó a
ello.
La idea central de
Fernández Morán en Venezuela era crear un instituto para trabajar en Medicina
Tropical y estudiar la estructura fina del sistema nervioso. El quería
materializar el proyecto de un centro de investigación que pudiese ser una
referencia continental y mundial en el horizonte científico. El instituto fue
dotado de los más modernos equipos para hacer investigación científica,
incluyendo un reactor atómico, el primero en América Latina.
Sus planes murieron con
la llegada de los firmantes del Pacto de Punto Fijo al Poder y se creó, para
sustituirle mediante una ley, el Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (IVIC) en febrero de 1959, un nicho de privilegios para un pequeño
grupo jugando a ser científicos.
El Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas, actualmente es un organismo autónomo adscrito al
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y
Tecnología de la República Bolivariana de Venezuela.
El IVIC promueve y
genera nuevos conocimientos a través de la investigación científica, el
desarrollo tecnológico y la formación de recursos humanos de alto nivel, para
lo cual el instituto será fuente de acopio informativo en el área, asesor y
facilitador de servicios externos que garanticen el acceso directo y la
difusión del conocimiento científico en Venezuela y en el mundo.
Actualmente la ciencia
se mide en términos de desarrollo tecnológico. Un Instituto de Investigación
científica experimental, en cualquier parte del mundo, para justificar su
existencia tiene que presentar aportes científicos que se traduzcan en avances
tecnológicos que vayan ayudar a resolver problemas inherentes al devenir político,
social y económico.
Por eso la actividad
científica es de primer orden para el desarrollo de un país. Las empresas
transnacionales financian generosamente proyectos de investigación científica
orientados a la innovación tecnológica para incrementar su poder y sus
ganancias.
La investigación científica en el esquema capitalista se ha convertido en un negocio muy lucrativo para los países desarrollados y por lo tanto en un foco de corrupción.
La investigación científica en el esquema capitalista se ha convertido en un negocio muy lucrativo para los países desarrollados y por lo tanto en un foco de corrupción.
Los fraudes científicos
se han incrementado y continuarán en ascenso porque la ciencia también ha sido
transformada en una mercancía de alto precio por el capitalismo. Los diarios frecuentemente
hacen alarde con grandes titulares de supuestos hallazgos científicos, que
mueven a los lectores a la compra del periódico y promueven nulidades a un
dudoso estrellato científico.
En Venezuela, donde la corrupción campea por todos rincones de nuestra geografía nos preguntamos: ¿Cuántos fraudes se han cometido y se cometen para optar a cargos en universidades e Institutos científicos, así como para obtener financiamiento para proyectos de investigación que conducen a la nada?
Pensamos que esas prácticas nocivas se minimizarían si sólo se financiaran proyectos multidisciplinarios, a los cuales muchos de nuestros investigadores no ven con buenos ojos.
En Venezuela, donde la corrupción campea por todos rincones de nuestra geografía nos preguntamos: ¿Cuántos fraudes se han cometido y se cometen para optar a cargos en universidades e Institutos científicos, así como para obtener financiamiento para proyectos de investigación que conducen a la nada?
Pensamos que esas prácticas nocivas se minimizarían si sólo se financiaran proyectos multidisciplinarios, a los cuales muchos de nuestros investigadores no ven con buenos ojos.
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