La historia no contada
FUSILAN A CONSUELO
FERNANDEZ
“LA NIÑA
DE LA INDEPENDENCIA”
El 10 de febrero de 1814,
fue fusilada Consuelo Fernández “La Niña de la Independencia”, en la
Plaza de la población de Villa de Cura, en el estado Aragua, quien con apenas 17 años de edad, dio
su vida por amor a la causa emancipadora y en honor a su condición de mujer, al
grito de “¡Viva la Patria!, ¡Viva la Libertad!”. Segundos antes de su ejecución
llegó su devastado padre quien no dudó
en abrazarla delante de sus verdugos. Fue acribillado junto a ella por la
descarga de los fusiles.
Consuelo resaltó siempre
por su admirable belleza, la cual cautivaba a los hombres, incluyendo a los
realistas quienes sembraban muerte y pánico en los territorios donde se libraba
la gesta en contra del imperio español, era asediada por el coronel Pérez,
“quien la cortejaba con bajos
instintos”.
Por un llamado de este
oficial realista, Consuelo se enteró de los preparativos de Boves para atacar
La Victoria, y le envió un mensaje a su hermano con un joven patriota, pero el
mensajero fue interceptado por los soldados realistas, quienes lo apresaron. El
mensaje era el siguiente: "El sargento Boves, que se encuentra acuartelado
en Villa de Cura, prepara invadir La Victoria, avísalo al general Ribas, y
marchen lo más pronto que puedan a salvarnos.
Uno de los tenientes de
Boves, llamado coronel Pérez, que me vio el otro día en la iglesia, se atrevió
a pedir mi mano a papá. Figúrate con qué indignación no rechazamos esta
proposición, pues tú sabes que entre los patriotas y los realistas hay un
abismo insondable. Te bendice tu hermana, Consuelo".
El mensaje de Consuelo,
llegó a las manos del coronel Pérez, quien, herido en su orgullo por el rechazo
de la joven, hizo una apuesta con sus compañeros: “O me caso con Consuelo Fernández o ella será
fusilada”, y, acto seguido, impartió órdenes para que Consuelo y su padre
fueran conducidos a prisión. Viéndose perdida, la heroína confesó: “Mi padre es
inocente de lo que yo he escrito a mi hermano. En cuanto a mí, le aseguro que
prefiero mil veces la muerte antes que ser la esposa de un realista”.
Al día siguiente de esta
confesión, el padre de la joven fue puesto en libertad, pero ella fue condenada
a muerte “por haber transmitido noticias de guerra”. Con gran entereza,
Consuelo oyó la sentencia, la cual estuvo acompañada por el redoble de
tambores.
Y clareó el alba de la
trágica mañana señalada para su ejecución: era el 10 de febrero de 1814.
Consuelo es conducida al sitio de la ejecución, y mientras camina el coronel
Pérez: le dice ¿no quieres ser mi esposa? Si consientes en casarte conmigo te
salvaré la vida.
“Apártese de mi camino,
contestó con entereza la joven. Jamás podré unirme a lo que me inspira tanto
desprecio.”¡Viva la Patria! ¡Viva la Libertad!”
Y mansamente se dejó conducir al suplicio esta extraordinaria heroína de
17 años.
Fue entonces cuando, de
manera repentina, y sin poder evitarlo, irrumpe el padre a la Plaza y se abraza
a su hija cubriéndola con su llanto. Una descarga se oye, y caen a tierra padre
e hija abrazados, cubriéndose el suelo con su sangre patriota.
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