sábado, 24 de septiembre de 2016

BETANCOURT ORDENO LIQUIDAR PARA SIEMPRE LA AMENAZA COMUNISTA

BETANCOURT ORDENO LIQUIDAR PARA
SIEMPRE  LA  AMENAZA  COMUNISTA
El 25 de Septiembre de 1964, Rómulo Betancourt asignó a la GN "la misión de destruir y liquidar para siempre la amenaza comunista". Comenzaba así a cumplir al pie de la letra los lineamientos emanados desde Estados Unidos de mantener a raya a los comunistas.
Rómulo Betancourt, es un personaje polémico de la Historia Política de Venezuela,  una ficha del imperialismo y cultivador de la intolerancia en el país, a pesar de que la historia oficial se encargó de construir la imagen de un dirigente impoluto, democrático, nacionalista, revolucionario y popular, casi mítico, queriendo distorsionar la verdadera dimensión del dirigente social demócrata.
La posición anticomunista de Rómulo Betancourt está claramente expresada en su juramentación como presidente de la República, el 3 de febrero de 1959 donde señaló: “En el transcurso de mi campaña fui muy explicito en el sentido de que no consultaría al Partido Comunista (PCV) para la integración del gobierno…es el hecho que la filosofía política comunista no se compagina con la estructura democrática del Estado Venezolano”.
Con el discurso declaraba Betancourt el inicio de la Guerra Fría anticomunista en Venezuela y, en consecuencia, nueve meses después el 12 de enero de 1960, dio la orden criminal de “Disparar primero y averiguar después” contra sus adversarios del PCV y los que después constituyeron el MIR.
Con el pacto de Punto Fijo suscrito el 31 de octubre de 1958, por AD, COPEI y URD queda sellada la exclusión del PCV de dicho acuerdo, por cuanto para el caudillo las propuestas de este partido de izquierda eran incompatibles con la del resto de los partidos firmantes.
A un año de haber asumido la Presidencia de la República, a través de su ministro de Relaciones Interiores, Luis Augusto Dubuc, ordenó el 19 de octubre la detención de los redactores y editores del Semanario Izquierda.
Orlando Martínez en su tesis de grado “El MIR: División dentro de la división. Gestación y fracción de un movimiento” plasma el espíritu represivo del presidente puntofijista. Al respecto dice “en agosto de 1959, suspende por primera vez las garantías constitucionales tras disturbios  por la suspensión intempestiva del llamado Plan de Emergencia. El resultado de estos acontecimientos fueron 3 muertos, 70 heridos y se envía al dorado una considerable cantidad de manifestantes”.
Por si fuera poco “al día siguiente que se aprobó la constitución de 1961, Betancourt suspendió las garantías constitucionales y acentuó la represión contra los sindicatos, los estudiantes y los militantes de izquierda” tal como lo refiere el exguerrillero Hernán Abreu en su libro “Memorias del Frente Guerrillero José Antonio Páez”.
Simón Sáez Mérida en su texto “Domingo Alberto Rangel Parlamentario”, afirma que “la violencia política, desatada por el modelo represivo anticomunista (…) comenzaba a inscribirse en el modelo de Seguridad Nacional y Terrorismo de Estado. Por eso comenzaron a sistematizarse las violaciones a los derechos humanos: incremento y brutalidad de las torturas, detenciones arbitrarias, hostigamientos, secuestros y las desapariciones”.
Fabricio Ojeda, en su escrito “La Guerra del Pueblo” señala que “El progreso de Venezuela está indudablemente ligado a su liberación nacional y esta no puede obtenerse sino a través de la acción revolucionaria; de la lucha decidida y a fondo contra el opresor común. Las clases progresistas, en consecuencia, han de tomar necesariamente este camino, es decir, decidirse a luchar”.
El Líder adeco, una vez en Miraflores, respondió a las directrices de Estados Unidos, de perseguir, excluir y atomizar a los comunistas venezolanos, convirtiéndose así en un furibundo anticomunista. En el marco de la Guerra Fría, el mundo se encontraba dividido en dos bloques de poder: Estados Unidos (Capitalismo) y la Unión Soviética (Socialismo), Betancourt debía mantener a los comunistas a raya para así garantizar el saqueo de Venezuela y la presencia de las grandes transnacionales.
Estaba muy lejos este hombre del militante revolucionario que en 1932 propuso constituir “dentro del PCV un ala oposicionista” o crear “un partido revolucionario, nómbrese o no comunista, en lucha abierta contra la burguesía criolla e imperialista y aspirando a capturar el poder político para desarrollar desde él un programa mínimo revolucionario”.



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