martes, 13 de septiembre de 2016

Rafael Arévalo González, periodista mártir del civismo

Rafael Arévalo González,

periodista mártir del civismo


Recordemos a Rafael Arévalo González, quien nació el 13 de septiembre de 1866, en Río Chico, estado Miranda, y falleció en  Caracas el 20 de abril de 1935, un periodista que se enfrentó al dictador Juan Vicente Gómez desde “El Pregonero”, primer diario venezolano impreso en rotativa y vendido en las calles en voces de pregón.

Allí fue jefe de redacción y director. Desde sus páginas apoyó a un candidato civil para enfrentar a Gómez en elecciones y le recogieron el tiraje, lo encarcelaron, exiliaron al candidato y sólo se salvaron 50 ejemplares de la hoguera.
El humorista Job Pim decía que además de periodista, el otro oficio de Rafael Arévalo González era ser preso político. Pasó en total 27 años preso en 14 prisiones. Tenía una maleta siempre lista que decía “Rafael Arévalo – La Rotunda”. Apoyó con fuerza a la Generación del 28 y también lo encerraron por eso.
Encarcelado no vio nacer ni morir al último de sus diez hijos. Un celador le dijo una vez: “allá va el entierro de tu esposa” y así se enteró de su viudez. 
Joaquín Crespo, Antonio Guzmán Blanco, Raimundo Andueza Palacio, Juan Pablo Rojas Paúl, Ignacio Andrade, Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez son los presidentes venezolanos que definen el acontecer político nacional en el tiempo de Rafael Arévalo González, quien, por cierto, murió antes que Gómez.
Aquellos personajes se rodeaban de corruptas y muchas veces incapaces camarillas, y poco había de encomiable en la sucesión de períodos de gobierno en su época, poco que pueda ser causa de orgullo para los venezolanos de hoy, aunque sí de preocupación al encontrar en aquella Venezuela del cambio de siglo, conductas y procesos que no han sido erradicados a estas alturas del siglo XXI.
Es ante ese cuadro que se desarrolla la existencia de Rafael Arévalo González, es por ese contexto que el contraste de su digno proceder se hace más agudo. Su atrevimiento estuvo siempre acompañado de una astucia expositiva que dificultaba hacerle prisionero sin desfachatez. En el tiempo del telégrafo, tan importante como la Internet de hoy para las comunicaciones, Arévalo dominaba la tecnología y la gerencia del invento. Era de inteligencia poco común.
Arévalo ha sido llamado ingenuo por algunos; aseguran que lo fue al proponer en 1913 la candidatura presidencial de Félix Montes, enfrentándola al apetito continuista de Juan Vicente Gómez. La lectura de su artículo en “El Pregonero” no encuentra en él ingenuidad alguna; es la brutalidad implacable de Gómez el origen de una reclusión de ocho años para el franco periodista y ciudadano que sufriría otras trece prisiones, para un total de veintisiete años de encierro, el cuarenta por ciento de su vida.
Fue la suya una vida valiente, pues no entraba inconsciente en el peligro. Tenía los pies firmemente plantados sobre una tierra peligrosa, y siempre supo a qué represalias se exponía con su comportamiento. Es la humanidad entera, no sólo la sociedad venezolana, la que debe agradecer y atesorar la trayectoria ejemplar de Rafael Arévalo González
“Las Memorias de Arévalo González” fueron publicadas por primera vez en el año de 1977 y representan un gran aporte para el conocimiento de la época de nuestra historia comprendida entre 1888 a 1913. .


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