viernes, 23 de septiembre de 2016

Unió en sus manos el fusil y el evangelio EL CURA JOSE FELIX BLANCO FUE SOLDADO DE CRISTO Y DE LA PATRIA

Unió en sus manos el fusil y el evangelio
EL  CURA  JOSE  FELIX  BLANCO  FUE
SOLDADO DE CRISTO Y DE LA PATRIA
El 24 de septiembre de 1782 nació en Caracas José Félix Blanco. Abandonado por sus padres en la infancia, fue criado por la mulata Bartola Madrid. Tomó su apellido de su padrino, el mantuano José Domingo Blanco.  De acuerdo con investigaciones recientes se ha podido constatar que su madre fue María Belén Jerez de Aristiguieta y Blanco, importante dama del mantuanaje caraqueño.
Sus estudios los inició en el Seminario de Caracas en 1795 y a fines de 1798, el obispo Juan Antonio de la Virgen María y Viana le concedió licencia para vestir hábito clerical. En 1805 solicitó su graduación universitaria después de haber cursado estudios de filosofía y teología en el seminario, pero ésta se le negó debido a su condición de expósito (persona abandonada por sus padres o de origen dudoso).
No obstante, Blanco luchó con las autoridades universitarias y obtuvo en julio de 1807 una real cédula de Carlos IV que le daba la razón pese a la negativa del claustro universitario. En 1809 obtuvo la licencia por parte del Arzobispado para recibir las sagradas órdenes como sacerdote. José Félix Blanco se ordenó como sacerdote en la misma ciudad de Caracas, y llegó a hacerse historiador, funcionario y General de Venezuela.
Desde joven abrigó ideas independentistas y el 19 de abril de 1810 es él quien logra la asistencia del Padre Madariaga al Ayuntamiento en la memorable reunión de ese día, junto a Salias, Roscio, y otros patriotas.
En 1813  el clérigo José Félix Blanco, colgó los hábitos y se incorporó al ejército de Bolívar,  uniéndose  como soldado en las luchas por la libertad de Venezuela, anticipándose así por muchos años al valiente cura colombiano Camilo Torres que se quitó la sotana para irse a la guerrilla y unió en sus manos, como cantó nuestro Alí Primera, “el fusil y el Evangelio”.
Participó en la Campaña de Occidente, en la cual prestó sus valiosos servicios al Libertador, quien en 1814, lo nombró vicario general del ejército. En dicho año regresó a Venezuela, donde tomó parte en la acción de El Yagual. También participó en Araure donde estuvo al lado de Urdaneta y Villapol, luego se fueron a San Mateo en auxilio de Bolívar y así continuaron su campaña a Bocachica y San Félix.
De 1819 a 1821, José Félix Blanco asumió la dirección de las misiones; en 1826 desempeñó el cargo de comandante de armas de Mérida y Trujillo y la intendencia general del departamento del Orinoco.
Como consecuencia de su desvinculación del ejercicio sacerdotal, debido a su participación en la lucha de Independencia, decidió solicitar ante la Santa Sede su secularización (Autorización que se concede a un miembro del clero para que pueda dejar los hábitos), la cual le fue concedida por el papa Gregorio XVI mediante un Breve del 5 de marzo de 1833, con la expresa prohibición de contraer matrimonio.
Ya para el año de 1847 fue designado ministro de Hacienda y en 1855 emprendió la tarea de reunir los documentos relativos a la Guerra de la Independencia.
En términos generales, la colección formada por José Félix Blanco, con la ayuda de su amigo Ramón Azpurúa, incluía tanto documentos sobre Venezuela como del resto de América, desde la época precolombina hasta 1830.
El Padre Blanco volvió a la actividad gubernamental en 1862, a petición del General Páez, cuando ejerció importantes cargos en el Gobierno de Páez, Vargas y Monagas.
Reivindicado en el ejercicio de su misión sacerdotal por el Papa Pío IX, se incorporó al Arzobispado de Caracas. A partir de este momento se dedicó a su ministerio religioso y a proseguir la compilación de los documentos históricos que, ya muerto él, fueron publicados por disposición del presidente Antonio Guzmán Blanco entre 1875 y 1877 en 14 volúmenes, bajo el título “Documentos para la historia pública del Libertador” con José Félix Blanco y Ramón Azpurúa como coautores.

Murió en Caracas, el 18 de marzo de 1872.  Los restos mortales de José Félix Blanco reposan en el Panteón Nacional desde el 3 de julio de 1896. El  presbítero José Félix Blanco fue “un soldado de Cristo y de la Patria”.

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