Imposible olvidar!
LUIS ALBERTO HERNANDEZ
VICTIMA DEL PUNTOFIJISMO
Hoy 26 de septiembre de 2016 se cumplen 47 años del crimen político
cometido por el gobierno copeyano contra el estudiante y preparador de la
Escuela de Sociología y Antropología de la Universidad Central de Venezuela
(UCV), Luis Alberto Hernández.
Fue detenido en la población de Aragua de Barcelona, estado Anzoátegui, por una comisión de los Servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) en compañía de su amigo Ángel Vivas Guayamo. En el trayecto hacia el Campamento Antiguerrillero de Cocollar, del municipio Montes, estado Sucre, fue torturado bárbaramente en el sector La Gloria y luego lo trasladaron al baúl del vehículo con otro detenido, Miguel Otilio Pinto.
Luis Alberto nació el 24 de diciembre de 1948, hijo de Salvador Pérez, telegrafista y de doña Rosa Hernández, era un destacado estudiante universitario, alcanzó rápidamente el cargo de preparador en la Escuela de Sociología.
Participó en la UCV en el proceso de Renovación Universitaria y formó
parte de un equipo de trabajo comunitario con los damnificados del populoso
barrio de Gramovén, ubicado en Caracas, bajo la supervisión y coordinación del
profesor y antropólogo, Esteban Emilio Monsonyi, cuando estos fueron
trasladados y abandonados en el Gimnasio Cubierto de la Zona F de la
urbanización 23 de Enero.
En su pueblo natal , Luis Alberto, se graduó de bachiller en el Liceo Narciso Fragachán. Destacó desde muchacho como compositor, cantante y serenatero que supo compartir con amigos y amigas la alegría de la vida y cometer el delito de ser un joven revolucionario y soñador. Militaba en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
En su pueblo natal , Luis Alberto, se graduó de bachiller en el Liceo Narciso Fragachán. Destacó desde muchacho como compositor, cantante y serenatero que supo compartir con amigos y amigas la alegría de la vida y cometer el delito de ser un joven revolucionario y soñador. Militaba en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Fueron detenidos y torturados salvajemente, además de Ángel Vivas y Miguel Pinto, el director del Hospital Rafael Rangel, el doctor Edgar Calatrava, el ganadero Diego Antonio Arreaza, Rafael Valladares y Rogelio Hernández, entre otros. Todos fueron humillados, vejados y torturados.
La vida cotidiana del pueblo de Aragua de Barcelona cambió por el terror
y represión que aplicó el gobierno de Caldera con la política de
“pacificación”.
Después de múltiples búsquedas a centros policiales y militares, el 28
de octubre se conoce la verdad de lo ocurrido, Luis Alberto Hernández había
sido asesinado cobardemente por sus captores del SIFA.
Las manifestaciones en protestas insurgen en todo el país: liceos y
universidades expresan su dolor, sin embargo la respuesta del gobierno
puntofijista fue negar la detención,
desaparición y sus responsables. Reprimen salvajemente las protestas: Asesinan
en una marcha universitaria a Félix
Jacinto Escobar Villanueva en la entrada de la UCV por Plaza Venezuela.
El 30 de octubre la valentía de los presos políticos de la Cárcel de La Pica en Monagas hace llegar al Dr. José Vicente Rangel una carta manuscrita donde acusan al gobierno de Caldera del alevoso crimen, firmada por los presos: Pastor José Espín, Alberto Quintero Restrepo, Diego Arreaza Lander, Eduardo Sifontes, Rafael Valladares, Rogelio Hernández, Jesús Delgado, Margarito Rodríguez, Lorenzo Marcano, Henrique Martínez, Miguel Otilio Pinto, Ronan Guillén, Alberto Robles y Alejandro Rivas.
El telegrama fue publicado en El Nacional en forma de remitido y su
costo cancelado por estudiantes y profesores de la Escuela de Sociología, de lo
contrario la información no se conocería.
La UCV fue tomada y cerrada por el Ejército. El 31 de octubre en la
Universidad de Los Andes (ULA) el Gobierno asesinaba al residente del Centro de
Estudiantes de Medicina, Domingo José Salazar Rojas, nativo de El Tigre,
Anzoátegui.
La memoria de Luis Alberto Hernández sigue viva, familiares, amigos y
compañeros de luchas y sueños por el socialismo, mantienen la esperanza de
conseguir sus restos.
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