jueves, 15 de septiembre de 2016

LA HISTORICA FUGA DE LA CARCEL DE TRUJILLO

LA  HISTORICA  FUGA DE
LA CARCEL DE TRUJILLO

El 15 de septiembre de 1963 Fabricio Ojeda se fuga espectacularmente junto a un grupo de compañeros guerrilleros y militares, de la Cárcel de Trujillo donde estaba desde el 12 de octubre de 1962,  condenado por el Consejo de Guerra Occidental a 18 años y 8 meses de prisión, y se reintegró a la guerrilla, donde obtuvo el grado de Comandante del Frente José Antonio Páez y presidente del Frente de Liberación Nacional (FLN).

Para la evasión se había escogido un grupo de nueve personas: tres civiles y seis militares. Los civiles eran: Fabricio Ojeda, Luben Pettkof y Gregorio Lunar Márquez. Los militares eran: Capitán Jesús Teodoro Molina Villegas, Mayor Pedro Vegas Castejón, Capitán Omar Echeverría Sierra, Teniente Héctor Fleming Mendoza, Maestre de Primera Francisco Uzcátegui y Teniente Octavio Acosta Bello. 

La cárcel de Trujillo, es una edificación rectangular, un tanto sombría, que desde lejos impone temor y angustias. En cada esquina del rectángulo, se alza un garita, las cuales permiten controlar el resto de la edificación, y donde permanecen los vigilantes del penal, las 24 horas del día. 

Los planes para la huída, se fueron realizando meticulosamente; cada detalle fue diseñado y estudiado, con la paciencia que requiere, un trabajo en el que se expone la vida. 

Se chequeó durante muchos días, la rutina de los carceleros militares y civiles. Era necesario, para el éxito de la fuga, poder contar con cierta complicidad de los vigilantes del penal. También hubo que ganarse la amistad de ciertos presos comunes, los cuales tenían influencia en la comunidad carcelaria.

Ya la fuga y la libertad, se habían convertido en una obsesión que era necesario canalizar, para poder estar en calma: Todos los resortes de la mente estaban en función de un solo objetivo: la fuga, para seguir la lucha.

Cuando todo encajaba perfectamente como un rompecabezas, se fijó la fecha de la evasión. Fijada la tarea de cada quien, al Capitán Molina, por su condición de marino, se le pidió que construyera una escalera de mecate, para poder facilitar el salto sobre la pared, que tenía más de tres metros de altura. 

Después de ese largo esperar, llegó la hora de escapar y se activó la ejecución del plan. Cada pieza encajaba perfectamente en el engranaje creado, con precisión militar y a las siete y treinta de la noche (7.30 P.M), de un día sábado, fecha escogida, porque en esa oportunidad, se realizaba un gran mitin de Unión Republicana Democrática (U.R.D), en esa entidad federal, y las movilizaciones de esos contingentes humanos, evidentemente, fue un factor que ayudo grandemente la fuga. 

La evasión se supo ocho horas después; tiempo suficiente para borrar el rastro a sus seguidores. Y llevarlos a Boconó, donde permanecieron escondidos algún tiempo, hasta que el Frente Guerrillero del Charal, cuyo Comandante era Juan Vicente Cabezas (Comandante Pablo), se los llevó a las montañas. 

A fin de hacer más expedito el camino hacia la montaña y procurar pasar lo más desapercibidos, se organizaron dos grupos, que fueron subiendo, siempre siguiendo el curso del río para no dejar rastro. Al otro día de la llegada, se produjo un ataque al campamento guerrillero, por parte del gobierno, y por ese motivo se hizo un desplazamiento hacia “La Negrita”.
 
Por otra parte la F.A.L.N desde Caracas Resolvió que el Capitán Jesús Teodoro Molina, el Mayor Pedro Vegas Castejón, el Teniente Héctor Fleming Mendoza, el Maestre de Primera Fernando Uzcátegui, el Teniente Octavio Acosta Bello, bajaran a la ciudad, a fin de realizar los contactos con las Fuerzas Armadas y continuar la lucha al lado del pueblo. En las Guerrillas del Charal quedaron, Echeverría y Fabricio Ojeda. 

El 20 de junio de 1966 , Fabricio Ojefa fue capturado en La Guaira por el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA); dos días después y en muy extrañas circunstancias, apareció “suicidado” en su celda de prisión.

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