“TIO TIGRE Y TIO CONEJO”
CONTRA “TOM Y JERRY”
Tío Tigre y Tío Conejo fueron, para los niños venezolanos,
una suerte de “Tom y Jerry”, cuyas anécdotas solían ser publicadas en aquellos
formidables textos de Ediciones Kuai Mare y Banco del Libro. Releyendo de
adulto la colección original de relatos protagonizados por estos personajes se
le agrega más valor que el de simple nostalgia infantil.
De alguna forma su autor, Don Antonio Arráiz, viene a ser
una suerte de Esopo venezolano, quien murió el 16 de Septiembre de 1962, en Westport, Estados Unidos, nació en
Barquisimeto, estado Lara, el 27 de marzo de 1903. Antonio Arraiz, Intelectual,
político y periodista su obra literaria estuvo siempre signada por la calidad y
el esfuerzo por crear cada vez mejores obras.
Su fábula de “Tio Tigre y Tio Conejo” ha sobrevivido al
tiempo y al olvido.
La colección de relatos Tío Tigre y Tío Conejo escrita por
Arráiz fue publicada inicialmente en 1946 por el Ministerio de Educación. La
edición sexta fue editada en 1995 por
Monte Ávila Latinoamericana. La obra es secuencial, por lo cual dista de ser
una compilación de relatos cortos. También rehúye la clasificación como fábula:
si bien el autor recurre a protagonistas animales, apela a una intención
moralista y deja sentencias varias, los textos tienen argumentación más
compleja. Un conjunto de seis capítulos muestran la oposición entre el poderoso
tigre, caudillo que gobierna apelando a la fuerza, y el humilde conejo cuya
debilidad es compensada por la astucia.
En medio de esta lucha, aparecen diferentes caracteres,
destacando especialmente los oligárquicos Ña Guacharaca, el profesor Mochuelo,
Misia Baba y el General Caricare, siendo este último quien mejor expresa el
desprecio por los humildes: “¿Qué necesidad hay de pruebas para condenar a un
pobre diablo?”. A estos personajes se oponen, silenciosamente, una serie de
animales modestos, como el poeta Cucarachero, la maestra Doña Periquita, el
Caballito del Diablo, el Cachicamo y el Pájaro Carpintero. Estos oprimidos por
el status quo tienen su adalid en el carpintero Tío Conejo, único que resiste
la tiranía de Tío Tigre.
Líder estudiantil de principios del siglo XX, preso político
de Gómez entre 1928 y 1935, novelista de gran calidad y director del Diario El
Nacional, Arraiz se caracterizó por su honestidad y capacidad de trabajo y
lucha.
Antonio Arraíz fue un poeta solitario en su acento
particular, solo en la poesía venezolana. No perteneció a la generación del 18 y solamente estuvo muy
cerca de los escritores de la vanguardia de 1928. Pero es un poeta importante,
esencial, ya que fue él, antes que otros, por medio de su primer poemario “Áspero”, quien realizó la ruptura y abrió un
camino nuevo que otros transitaron.
El suyo es un lenguaje cortante, intenso, “Canto a mi
América virgen, canto a mi América india, sin españoles y sin cristianismo”
dice en el segundo poema de “Áspero”, el cual es de esos libros fundacionales
de la poesía contemporánea venezolana.
Su canto abrió surcos. En otros momentos lo hallamos profundamente angustiado, tal como cuando
dice: “Quiero estarme en ti, junto a ti, sobre ti, Venezuela, pese a ti misma”.
Para ello utilizó en sus creaciones elementos telúricos y soñó otro país,
nuevo, distinto, el que se hizo presente en sus Cinco sinfonías, escritas casi
todas en la cárcel o en el confinamiento de que fue objeto durante la tiranía
de Juan Vicente Gómez (1908-1935).
Como novelista, dejó su huella en su periplo dentro de la
literatura venezolana. Especialmente a través de sus “Puros hombres” (1938). Como
autor de libros para la enseñanza, habría que subrayar el valor de los libros
de texto que concibió; como cuentista, la parábola del alma venezolana que
subyace en sus Cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo (1945); como ensayista, hay
que destacar su Culto bolivariano (1940).
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