Unió en sus manos el fusil y el evangelio
EL CURA JOSE FELIX
BLANCO FUE
SOLDADO DE CRISTO Y DE LA PATRIA
El 24
de septiembre de 1782 nació en Caracas José Félix Blanco. Abandonado por sus padres en la infancia, fue criado por la
mulata Bartola Madrid. Tomó su apellido de su padrino, el mantuano José Domingo
Blanco. De acuerdo con investigaciones recientes se ha podido
constatar que su madre fue María Belén Jerez de Aristiguieta y Blanco,
importante dama del mantuanaje caraqueño.
Sus estudios los inició en el Seminario de
Caracas en 1795 y a fines de 1798, el obispo Juan Antonio de la Virgen María y
Viana le concedió licencia para vestir hábito clerical. En 1805 solicitó su
graduación universitaria después de haber cursado estudios de filosofía y
teología en el seminario, pero ésta se le negó debido a su condición de
expósito (persona abandonada por sus padres o de origen dudoso).
No obstante, Blanco luchó con las autoridades
universitarias y obtuvo en julio de 1807 una real cédula de Carlos IV que le
daba la razón pese a la negativa del claustro universitario. En 1809 obtuvo la
licencia por parte del Arzobispado para recibir las sagradas órdenes como
sacerdote. José Félix Blanco se ordenó como sacerdote en la misma
ciudad de Caracas, y llegó a hacerse historiador, funcionario y General de
Venezuela.
Desde
joven abrigó ideas independentistas y el 19 de abril de 1810 es
él quien logra la asistencia del Padre Madariaga al
Ayuntamiento en la memorable reunión de ese día, junto a Salias, Roscio, y
otros patriotas.
En 1813
el clérigo José Félix Blanco, colgó los hábitos y se incorporó al ejército
de Bolívar, uniéndose como soldado en las luchas por la libertad de
Venezuela, anticipándose así por muchos años al valiente cura colombiano Camilo
Torres que se quitó la sotana para irse a la guerrilla y unió en sus manos,
como cantó nuestro Alí Primera, “el fusil y el Evangelio”.
Participó
en la Campaña de Occidente, en la cual prestó sus valiosos
servicios al Libertador, quien en 1814, lo nombró vicario
general del ejército. En dicho año regresó a Venezuela, donde tomó parte en la
acción de El Yagual. También participó en Araure donde estuvo al
lado de Urdaneta y Villapol, luego se fueron a San
Mateo en auxilio de Bolívar y así continuaron su campaña a Bocachica y San
Félix.
De 1819 a
1821, José Félix Blanco asumió la dirección de las misiones; en 1826 desempeñó
el cargo de comandante de armas de Mérida y Trujillo y la intendencia general
del departamento del Orinoco.
Como
consecuencia de su desvinculación del ejercicio sacerdotal, debido a su
participación en la lucha de Independencia, decidió solicitar ante la Santa
Sede su secularización
(Autorización
que se concede a un miembro del clero para que pueda dejar los hábitos), la
cual le fue concedida por el papa Gregorio XVI mediante un Breve del 5 de marzo
de 1833, con la expresa prohibición de contraer matrimonio.
Ya para
el año de 1847 fue designado ministro de Hacienda y en 1855 emprendió la tarea
de reunir los documentos relativos a la Guerra de la Independencia.
En términos generales, la colección formada por
José Félix Blanco, con la ayuda de su amigo Ramón Azpurúa, incluía tanto
documentos sobre Venezuela como del resto de América, desde la época
precolombina hasta 1830.
El Padre
Blanco volvió a la actividad gubernamental en 1862, a petición del General
Páez, cuando ejerció importantes cargos en el Gobierno de Páez, Vargas y
Monagas.
Reivindicado
en el ejercicio de su misión sacerdotal por el Papa Pío IX, se incorporó
al Arzobispado de Caracas. A partir
de este momento se dedicó a su ministerio religioso y a proseguir la
compilación de los documentos históricos que, ya muerto él, fueron publicados
por disposición del presidente Antonio Guzmán Blanco entre 1875 y 1877 en 14
volúmenes, bajo el título “Documentos
para la historia pública del Libertador” con José Félix Blanco y Ramón
Azpurúa como coautores.
Murió en
Caracas, el 18 de marzo de 1872. Los restos mortales de José
Félix Blanco reposan en el Panteón Nacional desde el 3 de julio de 1896. El presbítero José Félix Blanco fue “un soldado
de Cristo y de la Patria”.
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