martes, 14 de noviembre de 2017

A 198 AÑOS SIGUEN EN EL MISTERIO LAS CAUSAS DE LA MUERTE DE JOSE ANTONIO ANZOATEGUI Y EL PARADERO DE SUS RESTOS

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Hace 198 años murió en Pamplona, Colombia, José Antonio Anzoátegui, importante prócer patrio, uno de los más destacados oficiales del Ejército venezolano durante la Guerra de Independencia, quien llegó a ser jefe de la Guardia de Honor de Simón Bolívar, El Libertador.

Pero morir en Pamplona no debía estar en los planes del general venezolano José Antonio Anzoátegui cuando llegó allí ostentando el pomposo título de Comandante en Jefe de los Ejércitos del Norte. Con 29 años, este general de división, veterano de 37 acciones de guerra, y que había comandado las alas central y derecha de los ejércitos patriotas en Boyacá el 7 de agosto, era después de Bolívar y Santander el militar neogranadino de más alto rango.
A la llegada de Anzoátegui, en octubre de 1819, Pamplona era no sólo una de las ciudades más prósperas de la Nueva Granada, también era una de las más ricas en historia. A sólo dos años de su fundación se había descubierto oro en las cercanías, y el derroche sin medida de esos nuevos ricos llevó a que la ciudad se conociera como `Pamplonilla la loca 
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Pero habría de pasar un siglo desde la muerte del pintor Fernández de Heredia hasta la de nuestro prócer Anzoátegui. Ese trágico 14 de noviembre de 1819, como esas grandes ironías del destino, celebraba el general sus 30 años. Las autoridades de Pamplona le tenían organizado no era para menos un banquete en su honor. Pero atengámonos por un momento a los hechos: José Antonio Anzoátegui se enfermó el 14, se murió el 15, y lo enterraron el 16. Pero cómo fueron las circunstancias que rodearon su muerte? de qué murió el general? Ahí sí los relatos difieren.
El parte oficial consigna tan sólo la palabra `fiebre como causa de su fallecimiento. La biografía clásica de Anzoátegui, la de Fabio Lozano y Lozano, con sus 500 páginas, dedica algo más de una a la enfermedad final del héroe de Boyacá (y luego 25 a los trámites legales de su sucesión). Aunque Lozano y Lozano plantea las dudas que hay al respecto, termina apoyando la hipótesis de una fiebre letal. Algún médico e historiador venezolano asegura que a Anzoátegui lo envenenaron. El escritor samario del siglo XIX Luis Capella Toledo asegura que el héroe murió de mal de amores, al saber que una muchacha que él había conocido en Duitama, y a quien dirigió un par de cartas de amor al encontrarla de nuevo en Pamplona, se había casado.
Pero la historia que cuentan en Pamplona es diferente. En el recorrido por la casa en donde falleció el general le muestran al visitante la alcoba en donde agonizó y murió. Pero también destacan las dos puertas de la habitación, una que sale al patio central, y otra que lleva al largo corredor lateral por donde circulaban las bestias en camino a los establos que estaban detrás de la casona. Por esa puerta -se dice- huyó la muchacha que estaba encerrada con Anzoátegui cuando sobrevinieron los primeros síntomas de su letal enfermedad.
N o se ha encontrado registros escritos que apoyen la hipótesis de que nuestro héroe retozaba en la alcoba con una mujer ese 14 de noviembre. Como médico, son raras aunque no imposibles las enfermedades febriles que lleven tan rápido a una persona a la muerte y, en particular, a la inconsciencia. Algunas formas de meningitis epidémica, quizás. Es rara también la ausencia de informes detallados del médico de Anzoátegui, el veterano de la Legión Británica Tomás Foley, que lo acompañó durante su corta enfermedad. Con su silencio Foley podría estar protegiendo la confidencialidad de su paciente. Y no menciono siquiera la belleza de la mujer pamplonesa, como un posible factor precipitante, para no hacerme merecedor de algún comentario de Florence Thomas.
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Qué mató, pues, a José Antonio Anzoátegui? Lo más interesante del caso es que hoy tendríamos las herramientas para esclarecerlo. Según lo corroboré con el neuropatólogo y buen amigo Fernando Velandia, ex director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, la presencia de tóxicos podría detectarse en los restos óseos. Y si murió `en el acto lo más probable es una hemorragia cerebral, cuyas huellas estarán todavía en forma de una impregnación hemática oscura en el interior de su cráneo. La dificultad no es técnica. Quién ordena la exhumación de los restos del prócer? Y si de veras lo envenenaron me dice un abogado ya qué. Ese crimen estaría sin duda más allá de los límites de cualquier prescripción de términos. 
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