Rafael Bolívar Coronado
CON SU REPUTACION MANCHADA MURIO EN
ESPAÑA AUTOR DE LA LETRA DEL ALMA LLANERA
Rafael Bolívar Coronado, autor de la letra del “Alma Llanera”, considerada nuestro segundo himno nacional, vivió el resto de sus días con su reputación manchada, marginado y en la pobreza, en la ciudad de Barcelona, España, a donde había logrado ir gracias a una beca que le otorgó el gobierno de Juan Vicente Gómez .
En 1916, luego del éxito de su zarzuela, se trasladó a Madrid, donde consiguió un trabajo en la Editorial América, propiedad del conocido escritor venezolano Rufino Blanco Fombona. También trabajó como secretario del escritor español Francisco Villaespesa, lo que le permitió colaborar en publicaciones periódicas españolas.
Durante este tiempo se ocupó en la elaboración de textos de su propia invención que firmaba con nombres de autores inexistentes o de reconocidos autores ya difuntos. Gracias a su habilidad para copiar estilos, hizo pasar por legítimos desde poemas hasta crónicas imaginarias de la conquista de América. Muchas de estas obras fueron publicadas por Editorial América, que desconocía la falta de autenticidad de los mismos.
Descubierto su engaño, Bolívar Coronado se ganó la enemistad de Rufino Blanco Fombona, quien lo persiguió por toda Europa, sin éxito. En su fuga, obtuvo empleo como corresponsal de guerra en África. Nunca realizó el viaje, pero escribió crónicas con las informaciones que lograba recoger en el puerto.
Coronado utilizó alrededor de 600 nombres, falsos y verdaderos, para firmar sus escritos, que incluyeron además antologías de poetas que nunca existieron.
Sus escritos, que por momentos pasaron por verdaderos y fueron citados como referencias bibliográficas, han dividido la opinión de historiadores entre aquellos que le consideran un delincuente y los que lo ven como un genio, habiendo algunos que han propuesto problemas psicológicos para justificar sus acciones.
En sus escritos más personales, Bolívar Coronado justificó sus acciones como asunto de necesidad, afirmando que “Ellos” necesitaban nombres famosos.
“Yo necesitaba trabajar para salir de apuros que comenzaban a hacerse también famosos, y como yo no tengo nombre en la República de las Letras, he tenido que usar el de los consagrados, porque yo no puedo darme el lujo de que me salgan telarañas en las muelas”, argumentó a quienes lo criticaron.
Finalmente, sin mayores recursos económicos, murió en Barcelona, España, como consecuencia de una epidemia de gripe el 31 de enero de 1924.
Segundo Himno Nacional de Venezuela.Alma Llanera. Clásico Venezolano.
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