Los grabados (petroglifos) se encuentran en el área de los Raudales de Atures en el río Orinoco, y tienen alrededor de 2.000 años de antigüedad. Los petroglifos incluyen representaciones de animales, humanos y ritos culturales.
El panel más grande, que contiene al menos 93 grabados individuales, tiene 304 metros cuadrados. Algunas de las figuras miden varios metros y la representación de una serpiente tiene una longitud de más de 30 metros.
El mapeo se ha logrado con la ayuda de drones, debido a que algunos de los petroglifos se encuentran en áreas inaccesibles. “Los Raudales de Atures son una zona de convergencia étnica, lingüística y cultural. Los motivos documentados aquí muestran similitudes con otros sitios de arte rupestre de Brasil, Colombia y otros lugares más lejanos”, dijo el doctor Philip Riris, uno de los autores del estudio.
“Este es uno de los primeros estudios que muestran el alcance y la profundidad de las conexiones culturales con otras áreas del norte de América del Sur en tiempos precolombinos y coloniales“, agregó.
Si bien estos grabados rupestres se han estudiado anteriormente, esta es la investigación más detallada que se ha hecho hasta el momento, por lo que sus autores esperan obtener más información sobre el contexto arqueológico y etnográfico de los petroglifos.
“La evidencia arqueológica disponible sugiere que los comerciantes de diversas regiones distantes interactuaron en esta zona en el curso de dos milenios antes de la colonización europea. El objetivo del proyecto es comprender estas interacciones, la formación de las redes sociales preconquista en todo el norte de América del Sur”, dijo por su parte José Oliver, coautor del estudio.
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