“El Libertador, Simón Bolívar”
HACE 186 AÑOS MURIO EL SOÑADOR
DE AMERICA QUE AMO LA LIBERTAD
El 17 de Diciembre de 1830, "A la una y
tres minutos de la tarde murió el sol de Colombia", Simón José
Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, conocido en América
y el resto del mundo como "El Libertador". Al ser un personaje que despertó
admiración y recelo en partes iguales durante su lucha revolucionaria, la causa
de su muerte está rodeada de misterio e interrogantes que hasta ahora, no han
podido ser resueltos. Aún se
esperan resultados de las investigaciones oficiales que sea adelantan desde el
2010 para establecer las verdaderas causas de su deceso.
Tras el paso de una mañana
marcada por el constante desvanecimiento de los signos vitales y pasado el
medio día, el silencio del salón principal de la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, Colombia, el cual
estaba ocupado por los edecanes, la cúpula militar del Ejército Patriota y los amigos más íntimos del Libertador, se vio interrumpido por las
palabras de su médico Alejandro Próspero Réverend, quien los invitó a pasar a
la habitación contigua si querían presenciar los últimos momentos del héroe caraqueño.
Rodeado de su séquito, y
tras una larga pero calmada agonía, el General Simón Bolívar falleció, a los 47
años 4 meses y 23 días de edad, a la una de la tarde con tres minutos y
cincuenta y cinco segundos del viernes 17 de diciembre de 1830.
Sus últimas declaraciones
reflejan el pesar que sentía por no haber logrado su objetivo de la unión de la
nueva patria: “¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la
patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la
unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
Sus restos, por primera
vez inhumados solemnemente en la Catedral de Santa Marta, Colombia, fueron
trasladados a la Catedral de Caracas en 1842, en apoteosis presidida por el
General Páez y narrada en párrafos neoclásicos por Fermín Toro. De la Catedral
pasaron en el Gobierno de Antonio Guzmán Blanco al Panteón Nacional, un templo
donde predomina la afirmación de su grandeza.
El
16 de julio del año 2010, los restos del Libertador Simón Bolívar fueron
exhumados por un grupo de expertos que investigan las verdaderas causas de su
muerte. En la exhumación participaron 50 científicos venezolanos, quienes
trabajaron durante 19 horas, coordinados por el español José Antonio Lorente,
médico forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la
Universidad de Granada.
Con motivo a los actos
por el 229° aniversario del natalicio del Libertador Simón Bolívar, el 24 de
Julio de 2012, en Caracas, se develó la
imagen digitalizada del rostro del Padre de la Patria. A través de dos cuadros,
el mundo entero pudo conocer la reconstrucción facial científica del Gigante de
América y el personaje más importante de Venezuela. La reconstrucción facial del Libertador, se hizo gracias al uso de
tecnologías de vanguardia y a un conjunto de disciplinas científicas que a
través de sus conocimientos permitieron tener estas imágenes.
Un
recuento de la obra militar de Simón Bolívar no encuentra similar en la historia de
América. Participó en 427 combates, entre grandes y pequeños; dirigió 37
campañas, donde obtuvo 27 victorias, 8 fracasos y un resultado incierto;
recorrió a caballo, a mula o a pie cerca de 90 mil kilómetros, algo así como
dos veces y media la vuelta al mundo por el Ecuador.
Escribió
cerca de 10 mil cartas, según cálculo de su mejor estudioso, Vicente Lecuna; de
ellas, se conocen Dos Mil 939 publicadas en los 13 tomos de los Escritos del
Libertador; su correspondencia está incluida en los 34 tomos de las Memorias
del general Florencio O'Leary; escribió 189 proclamas, 21 mensajes, 14
manifiestos, 18 discursos y una breve biografía, la del general Sucre.
Personalmente, o bajo su inspiración, se
redactaron cuatro Constituciones, a saber: la Ley Fundamental del 17 de
diciembre, creadora de Colombia (Angostura); la Constitución de Cúcuta (1821);
el proyecto de Constitución para Bolivia (1825); y el decreto orgánico de la
dictadura (1828).
No tuvo
tiempo para completar su obra magna: la unidad política de Latinoamérica, la
liberación de Cuba y Puerto Rico, el apoyo a Argentina contra el imperio
brasileño, la Confederación Andina (1825), la ayuda a la propia España para
liberarse de los monarquistas (1826), en fin, el establecimiento de una
sociedad utópica, donde se logre “la mayor suma de felicidad posible, la mayor
suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”.
En 20
años de intensa vida política, Siete Mil 538 días de actividad revolucionaria,
a partir de su misión diplomática a Londres (1810) y hasta su deceso en Santa
Marta, casi no hubo día en que no redactara una carta o emitiera un decreto, o
que recorriera 13 kilómetros diarios en promedio.
América
ha reconocido a Bolívar como el paradigma y símbolo más querido de su identidad
y soberanía. Ya desde la segunda mitad
del siglo XIX se le levantaron monumentos en casi todas las ciudades
importantes de América y en muchas de Europa. Se cumplió así la insuperable
sentencia del mestizo peruano José Domingo Choquehuanca,
descendiente directo de la nobleza inca, quien anticipó el destino de Simón Bolívar y sus
ideas políticas: “Con los siglos crecerá vuestra gloria como crece la sombra
cuando el sol declina”.
Su vida y muerte ha sido
escrita y relatada por cientos de historiadores, además de llevada a la gran
pantalla por cineastas a lo largo de las generaciones. Hoy se conmemora un año
más de su muerte que, a pesar de ser un
posible misterio, hace que cada día los ciudadanos de esta Patria Grande sintamos
una profunda admiración por su vida y trayectoria, con la cual demostró y dejó valores de grandeza, rectitud
y un amplio legado visionario a la nación y al continente.
“ Diciembre 17. San Pedro
Alejandrino. El reloj dio la una y paró su tic-tac. Hora final del Héroe, del
Soñador de América, del Quijote y el Cristo que amó la libertad. Su extraña voz
profética se escucha todavía, más alta que los Andes, más sonora que el mar.
Cada vez que renace la conciencia del mundo, su mensaje recobraba fulgor de
eternidad” ( Manuel Rulger).
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