“El Padre de la OPEP”
JUAN PABLO PEREZ ALFONZO DEJO
UNA HUELLA DIFICIL
DE EMULAR
Juan Pablo Pérez Alfonzo, por todos conocido como el "Padre de la
OPEP", “El profeta olvidado” o “El caballero guerrillero”, más allá de sus valiosos aportes en el estudio
de la economía venezolana (sobre educación, población, reforma agraria, etc.),
destacó no sólo por ser una persona excepcional, sino también por su
pensamiento humanista y nacionalista. Nació en Caracas 13 de diciembre de 1903.
Hay coincidencia acerca de que Pérez Alfonzo estaba
adelantado a su época, por su visión sobre la industria petrolera, el tema
ambiental (uso racional) y la defensa de los derechos de nuestro país.
Pérez Alfonzo consideraba la regulación de la producción
como la mejor forma de controlar los precios del petróleo. En este sentido,
sugirió en El Cairo la creación de un órgano de consulta de los países
exportadores de petróleo, la Comisión Coordinadora para la Conservación y el
Comercio de los Hidrocarburos, que fue el antecedente inmediato de la OPEP, en
cuya iniciativa lo acompañó el jeque Abdullah El Tariki, para entonces ministro
de Petróleo de Arabia Saudita.
En colaboración con El Tariki, Pérez Alfonzo, formuló, en
mayo de 1960, las bases del "Compacto Petrolero" que luego sería la
OPEP, la cual se constituyó el 14 de septiembre de ese mismo año, en Bagdad,
con 5 países miembros fundadores: Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait y
Venezuela, cuyo conjunto aportaba el 88% de la exportación mundial de petróleo
para ese año. Por ello, Juan Pablo Pérez Alfonzo ha sido considerado como el
"Padre de la OPEP".
En 1961, publicó su primer libro, "Petróleo: Jugo de
la Tierra". Pérez Alfonzo era temeroso de la riqueza petrolera y del uso
que los venezolanos pudieran darle (le daba terror la corrupción, y el
acostumbrarse del pueblo venezolano a la riqueza fácil), además que la renta
petrolera debía utilizarse para la formación de capital (inversión) y no para
el consumo. Decía que el no desarrollar el sector no petrolero de la economía
daría lugar a una descapitalización del país.
Por cierto si famosa fue la frase de Uslar de "sembrar
el petróleo", no menos lo fue la de Pérez Alfonzo "hundiéndonos en el
excremento del diablo" (diciendo que habíamos despilfarrado los ingresos
del petróleo), la cual dio pie al libro que lleva ese título. Pérez Alfonzo
llamó al fracaso venezolano de la utilización de la renta petrolera "la
imposible siembra" y la carrera perdida del petróleo".
Criticó fuertemente
el desborde de la capacidad de absorción del aparato económico nacional por la
aplicación inconsciente y sin ningún tipo de planificación de los recursos
petroleros y al mismo tiempo la dañina dependencia de la economía venezolana de
los ingresos petroleros, transformándose en una economía
"importadora".
Hablaba de una especie de "sobre digestión" de
ingresos que nuestra economía no era capaz de absorber y que por lo tanto
estaba creando problemas en Venezuela, problemas que los políticos de la época
no estaban muy interesados de resolver.
Por otra parte escribió un libro llamado “Peligros del
Petróleo, efecto Venezuela” donde describe el impacto del mal uso del petróleo
en nuestro país de la siguiente forma: concentración económica, aumento en la
mala distribución del ingreso en la población, dependencia de la producción
petrolera, abandono de la agricultura y otros sectores económicos y elevada
dependencia de las importaciones (nuestra actualidad).
A mediados de 1963, se retiró de la vida pública activa,
aunque siguió hasta su muerte estudiando la materia petrolera y aportando
opiniones e ideas para la mejor defensa del interés nacional en ese campo
fundamental. Desarrolló, en particular, la tesis denominada "el efecto
Venezuela", sobre las consecuencias negativas para el país de la exagerada
abundancia de recursos fiscales y financieros originados en el petróleo y
administrados ineficientemente sin que se pudiera logra la buena "siembra
de petróleo", tantas veces preconizada por los dirigentes nacionales.
Sin temor a ser exagerado, la huella de Pérez Alfonzo en la
industria petrolera, tanto nacional como internacional es difícil de emular. Su
conocimiento sobre la materia, sus aportes y su personalidad lo convierten sin
lugar a dudas en uno de los venezolanos más importantes de nuestra historia.
Murió de cáncer en los Estados Unidos. En acatamiento a su
voluntad testamentaria, su cadáver fue cremado y sus cenizas esparcidas en el
mar. Juan Pablo Pérez Alfonso, “El Profeta Olvidado” (como también era llamado)
es una prueba más de que alguna vez hubo un partido que era conocido como “el
partido del pueblo” y que hoy nada conserva de aquellas glorias.
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