Un visionario de la Revolución
ARGIMIRO GABALDON LUCHO POR
JUSTICIA SOCIAL PARA EL PUEBLO
El 13 de diciembre de 1964,
cuando apenas tenía 45 años de edad y su corazón latía fuerte por
consolidar una revolución armada que trajera a Venezuela un sistema político
donde el pueblo pudiera vivir en una verdadera justicia social, en ese justo
momento, cuando más se le necesitaba, un disparo de fusil le causó la muerte al Comandante Carache, el
"Chimiro" de sus camaradas, el jefe del frente guerrillero Simón
Bolívar en las montañas de Lara y Portuguesa, el luchador Argimiro Gabaldon,
conocido como “El comandante Carache”, líder fundamental del movimiento
revolucionario de los años 60.
Luisa Martí,
evocando al líder revolucionario que fue su esposo escribió:
“Una vez nace el común… una vez muere y se olvida… dos
veces nacen los héroes: la primera a la vida… la segunda a la gloria eterna”.
Argimiro Enrique de La Santísima Trinidad Gabaldón Márquez
fue un ser humano que amaba el estudio, llegó a ser matemático, dibujante,
pintor, alfabetizador, poeta, novelista, periodista, maestro, amante del
deporte, estudió tres años de arquitectura, luchador social y revolucionario,
director de la Escuela Artesanal “Lara” en Barquisimeto y fundador del Liceo
“Antonio José de Sucre” en Biscucuy, población donde nació, parteado por su
propio padre el general Rafael José Gabaldón,
el 15 de julio de 1919, específicamente en la Hacienda “Santo Cristo”,
del Estado Portuguesa, representando el séptimo de nueve hermanos.
Y fue en El Tocuyo, Estado Lara, 19 años más tarde cuando,
sobre un bancal de arena, a orillas del río, empeñó su palabra comunista con el
futuro. Allí inició una participación política que no cesó sino cuando la bala
equivocó su cauce para irse a anclar en su corazón combatiente. Así, en 1938, se incorpora a las filas del
Partido Comunista de Venezuela (PCV), participando en una célula clandestina.
Desde la montaña, el Comandante Carache dijo: “Somos la
vida y la alegría, en tremenda lucha, contra la tristeza y la muerte, pero hablo, hablo
siempre, para que mis palabras hablen por mí después que muera.” Esa frase, emblemática de su postura vital,
resume el legado de Argimiro Gabaldón.
“No soy un guerrero, nunca lo había pensado ser, amo la
vida tranquila, pero si mi pueblo y mi patria necesitan guerreros, yo seré uno
de ellos. Y este pueblo nuestro los ha parido por millones cuando los ha
necesitado”, decía.
Sí, tenía razón Chimiro, ciertamente este pueblo ha parido
millones, los mismos que hoy tras 52 años de su muerte, le dan vida a una
Revolución, la Bolivariana, los mismos que hacen cada vez más tangible la
verdadera justicia social encarnada en el pueblo que tanto anheló y por la que
tanto luchó Argimiro Gabaldón.
Luego de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez,
Argimiro Gabaldón ocupó la Presidencia
del Concejo Municipal de Biscucuy, estado Portuguesa, puesto al que renunció
para dedicarse a la organización política y militar con los cuadros más
radicales del Partido Comunista de Venezuela, conformando lo que luego se
conocerá como Frente Guerrillero "Simón Bolívar".
Argimiro Gabaldón murió el domingo 13 de diciembre de 1964,
en el Centro de Salud “Egidio Montesinos”, en El Tocuyo, Estado Lara, producto
de una herida de bala (calibre 38, explosiva) por la espalda; proyectil que
según los estudios fue disparado a una distancia aproximada de 2 metros.
Su muerte deja mucho que pensar, sin duda alguna es un
sospechoso accidente cuando supuestamente a uno de sus compañeros, Jesús
“Chucho” Betancourt “Comandante Zapata”, se le dispara el arma cuando la
limpiaba en plena reunión, según una versión no muy convincente.
Una semana antes de su muerte, es decir, el lunes 7 de
Diciembre de 1964, varios aviones militares arrojaron comunicados o volantes
por toda la zona, ofreciendo recompensa de 15 mil bolívares para quien
entregara o delatara a Argimiro Gabaldón.
El día 15 de Diciembre, al cadáver de Argimiro le
realizaron la prueba de la parafina y el resultado fue positivo, lo que
demostró que Chimiro o El Comandante Carache disparó con un arma larga,
posiblemente una ametralladora o un fusil, contra su o sus asesinos antes de
ser herido mortalmente.
Sin embargo, a pesar de que su vida terrenal se espantara
con apenas cuatro décadas y media, fue precisamente su lucha política lo que lo
dejó tallado en la historia, sobre todo aquella que hoy es reivindicada por la
Revolución Bolivariana y que fue encarnada en la historia de la militancia
comunista, los frentes de izquierda, quienes luchaban por un país
verdaderamente libre, independiente y soberano para alcanzar la reivindicación
de los derechos del pueblo.
Al “Comandante Carache”, Argimiro Gabaldón, más que la
muerte le dolió morir a destiempo, morir
cuando apenas se iniciaba el camino duro del que tanto había hablado y para el
cual tanto se había preparado.
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