viernes, 18 de noviembre de 2016

A Sangre y Fuego EL DIA QUE CALDERA ORDENO AL EJERCITO “EVANGELIZAR” LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES


A Sangre y Fuego
EL DIA QUE CALDERA ORDENO AL EJERCITO
“EVANGELIZAR” LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
El 18 de Noviembre de 1969, el gobierno socialcristiano de Rafael Caldera envió el Cuerpo de Cazadores a "evangelizar" la Universidad de los Andes, con impresionante saldo de muert0s, heridos y destrozos generalizados.
Aquel mes de noviembre, a pocos días del allanamiento de la Universidad Central de Venezuela (UCV) realizado el 31 de octubre por más de 3.000 efectivos policiales y militares, las jornadas de protesta se intensificaron en Mérida.  Los asesinatos, detenciones y violaciones a los derechos humanos durante el allanamiento a la UCV y la lucha contra el proyecto de Ley de Universidades impulsado en el primer Gobierno de Rafael Caldera, motivaron las acciones de protesta en la ULA.
Los días 17 y 18 de noviembre, columnas de humo se alzaron al cielo merideño y ráfagas de metralla fueron disparadas contra la humanidad del movimiento estudiantil que luchaba por una renovación universitaria y mejoras sociales. Las autoridades policiales y militares impusieron un férreo cerco a las facultades de ingeniería y medicina, los estudiantes se defendían como podían del asedio militar, que no permitía ni la salida ni la entrada de nadie a los recintos académicos.
El rostro del joven  Domingo Salazar pintado a la entrada de la facultad de Medicina de la ULA (Universidad de Los Andes), es un homenaje de sus compañeros con el que se conmemora cada 18 de noviembre  la ominosa muerte de este líder estudiantil inmortalizado hace 47  años en la memoria colectiva del pueblo.
Testigos presenciales de los hechos ocurridos en la ULA el 18 de noviembre de 1960 relataron que Domingo Salazar, presidente del centro de estudiantes, junto a otros universitarios se metieron en un baño. Estando allí un sargento al mando de un pelotón de cazadores se acercó para preguntar quien dirigía a los estudiantes, Domingo Salazar salió diciendo, "yo soy el jefe político del grupo". El militar sencillamente le disparó a la cara y lo mató.
Para el día 20 de noviembre llegó a Mérida una comisión de diputados del entonces Congreso Nacional integrada por Oswaldo Osorio Canales (FDP) Eustacio Guevara (MEP) Ricardo Pineda Belloso, Ángel Oliveros (URD) Oswaldo Álvarez Paz (Copei) y Americo Díaz Nuñez (PCV), delegación que se ocuparía de investigar lo hechos.
Paralelamente los Bomberos y la Policía Técnica Judicial se ocupaban del rescate de cuerpos y heridos en cantidad no precisada por los medios de la época en un barranco con más de 150 metros de profundidad que es el límite posterior de las facultades y de la meseta de Mérida.

Curiosamente el 13 de noviembre, cinco días antes de la masacre, Monseñor Pérez Cisneros, Arzobispo Coadjuntor, visitó la sede del batallón Cruz Carrillo y ante la tropa expresó:  "Ponderó la responsabilidad del soldado y la institución militar en cuanto se refiere a la defensa y lealtad a las instituciones democráticas. Dijo que el militar tiene a veces que cumplir misiones ingratas pero necesarias en orden al robustecimiento de la paz ciudadana". La arenga episcopal  presagiaba las ominosas jornadas por venir los días 17 y 18.

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