sábado, 26 de noviembre de 2016

Preámbulo de la Revolución Bolivariana REBELION DEL 27N DE 1992 MARCO EL DERRUMBE DE LA IV REPUBLICA


Preámbulo de la Revolución Bolivariana
REBELION DEL 27N DE 1992 MARCO
EL DERRUMBE DE LA IV REPUBLICA
En la madrugada del 27 de noviembre de 1992 se produjo en Venezuela una Rebelión Cívico-Militar, liderada por un grupo comprometido con organizaciones revolucionarias, hecho que evidenció la crisis institucional que vivía el país, en el deteriorado gobierno  presidido por Carlos Andrés Pérez.  
A diferencia del alzamiento anterior, del 4F,  éste fue llevado a cabo por un grupo cívico-militar, integrado por altos oficiales de las 4 ramas de las Fuerzas Armadas, civiles pertenecientes a organizaciones revolucionarias y grupos opositores al gobierno de turno.
La rebelión cívico-militar del 27 de noviembre de 1992 marcó la ruptura con la opresora y saqueadora Cuarta República, el imperio estadounidense y el Fondo Monetario Internacional.
Fue una Rebelión cívico-militar encuadrada en el mismo espíritu de la que se produjo el 4 de febrero de1992, es decir, con la rebelión de finales de noviembre se pretendía continuar lo iniciado por el Movimiento del 4-F de ese mismo año, encabezado por Hugo Chávez Frías. Los enfrentamientos entre rebeldes y las fuerzas del Gobierno se registraron en Caracas, Miranda, Aragua y Carabobo.
Los contralmirantes Hernán Grüber Odremán y Luís Enrique Cabrera Aguirre; el general de Brigada de la Fuerza Aérea  Francisco Visconti Osorio,  el coronel del Ejército Iginio Castro,  y el Mayor de la Guardia Nacional  Carlos Salima Colina, planificaron el Movimiento Insurgente, en el cual participaron también miembros de organizaciones políticas revolucionarias. Por el sector civil estuvieron involucradas las organizaciones Bandera Roja y Tercer Camino, así como individualidades pertenecientes a las agrupaciones Frente Patriótico y críticos del gobierno organizados, de elevadas posiciones.
La insurrección fue controlada por el gobierno el mismo día 27, provocando la rendición de los involucrados y la  huída y posterior asilo en Perú de cerca de un centenar de los mismos.
En términos generales, en el fondo de los acontecimientos del 27 de noviembre se encontraba una grave crisis de dos instituciones que a partir del 23 de enero de 1958 se convirtieron en importantes garantes de la estabilidad de la democracia venezolana: los partidos políticos y las Fuerzas Armadas.
En cuanto a los primeros, tenemos que a partir de fines de los años 80 se fue produciendo el desprestigio de la institución partidista en general, lo cual al confundirse democracia y régimen de partidos, condujo a un rechazo general de la democracia y de la política. Por otra parte, el bipartidismo que se instauró a partir de 1958 con el Pacto de Punto Fijo, también comenzó a ser cuestionado por su marcado control del poder.
En tal sentido, a raíz de los sucesos de noviembre de 1992, los dos principales actores del Pacto de Punto Fijo, Acción Democrática y Copei, experimentaron dificultades institucionales. Muestra de la crisis experimentada por AD, fue la expulsión de una de sus principales figuras Carlos Andrés Pérez y su derrota en las elecciones de 1993.
Con relación a la otra institución garante de la estabilidad del sistema democrático a partir de 1958, las Fuerzas Armadas, con los alzamientos militares de 1992 quedó  demostrado que la institución armada, había dejado de ser aquel elemento monolítico que a partir de 1958 funcionó como agente estabilizador del sistema democrático. Hecho que se constató  con la derrota en los años 60's de los alzamientos militares izquierdistas conocidos como el "porteñazo" y el "carupanazo", lo que en su momento reforzó el papel institucional del Ejército venezolano y su unidad.
En este sentido, una de las consecuencias inmediatas del 4 de febrero fue la sensación generalizada de cierta intranquilidad en el seno del ejército, lo que posteriormente se puso en evidencia el 27 de noviembre cuando estalló una nueva insurrección militar. Tras la aplicación del paquete de medidas económicas, ordenado por el Fondo Monetario Internacional se generó caos y pobreza, lo que dio origen a la Rebelión del 27-N.
Hay que recordar que los dos alzamientos realizados en 1992, surgieron luego de la masacre cometida por el Estado, con Carlos Andrés Pérez al frente, contra la población civil en el denominado Caracazo de 1989.
Tras la asonada del 27-N comenzó el derrumbe del sistema bipartidista que imperó en Venezuela durante 40 años, y a su vez el inicio de cambios que se llevan hoy en el país con el proceso revolucionario.
A 26 años de la rebelión cívico militar del 27 de noviembre de 1992 (27-N), le rendimos especial tributo y reconocimiento a todos los venezolanos, civiles y militares, que ofrendaron su vida en el intento de sacar al país de ese abismo en que lo habían sumido mafias político-partidistas desde hacía más de 40 años.
 Mafias que han tratado de regresar con toda su carga de atraso e infelicidad para la población venezolana, con groseros beneficios para unos pocos, migajas a otros y el empobrecimiento de las mayorías.
El 27-N fue muy difícil y doloroso, significó sacrificios, entereza y valentía para todos quienes tuvieron la necesidad de protagonizarlo; pero una de sus virtudes fue el haber dado el puntillazo final al régimen imperante, preparando el terreno para  esta causa que hoy tenemos en desarrollo, a pesar del intento sostenido con ayuda extranjera para descalificar la Revolución Bolivariana y sus innegables logros en materia de Educación, Salud, Vivienda, Alimentación, Empleo y Seguridad Social.
Tres rebeliones, estremecedoras de la sociedad venezolana, han sacudido a nuestra Nación en los últimos 25 años. La rebelión civil del 27 de febrero de 1989,”El Caracazo”, la rebelión militar de los comandantes del 4 de febrero de 1992 y, nueve meses después, la rebelión cívico militar del 27 de noviembre.
Cada una de estas tres rebeliones tiene sus particularidades, sus propias características, pero con un sólo objetivo, la lucha en contra del oprobio político y de la injusticia que los jerarcas de ese entonces aplicaron a la Nación venezolana para satisfacer sus insaciables ambiciones personales y grupales.
Tratar de explicar los orígenes de los cambios que ha intentado nuestra sociedad venezolana en los últimos tiempos, excluyendo a cualquiera de estas rebeliones, denota una supina ignorancia o una burda manipulación de la historia. En todo caso, esta omisión se muestra evidentemente irrespetuosa en contra de las víctimas que en estos acontecimientos ofrendaron sus vidas.
La amenaza del oposicionismo se cierne sobre el futuro de Venezuela como una plaga que quiere regresar, pero nuestra defensa está en una verdadera rectificación; aceptemos que muchos errores hemos cometido durante el desarrollo de este proceso revolucionario, cuyos objetivos orientan hacia la sensibilización humana y el bienestar de nuestra población. 
Sí, reconozcamos con valentía y rectifiquemos lo que requiera rectificación; asimismo, reafirmemos con inteligencia, con serenidad y mucha honestidad, toda esa legión de logros y acciones positivas que han caracterizado al proceso revolucionario en beneficio de nuestra Nación, con énfasis en los sectores más desposeídos pero sin olvidar que todas las clases sociales son pueblo y requieren la efectiva atención del Estado.
Enseñemos primero a nuestro pueblo a ejercer positivamente el poder, porque “Imprescindible es educar a nuestro pueblo para que luche por el progreso individual y colectivo. No podemos permitir que la marginalidad avance inexorablemente y nos arrope como una ola implacable que ensombrece nuestro bienestar de hoy y arruina el futuro de nuestros herederos.”

Si acertamos en esta titánica tarea, podremos enfrentar con éxito el cúmulo de elecciones que nuestra nueva y oxigenada democracia nos impone.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario