(PARTE III)
COMO HA SIDO LA TV VENEZOLANA
EN SUS SESENTA
Y CUATRO AÑOS
La TV Cultural Venezolana
Solo un avance en la historia de la televisión venezolana se
logró en consenso entre gobierno y empresa privada, y fue por un hecho
político: El primer gobierno del presidente Rafael Caldera (1969-1974) planteó
a la izquierda, alzada en armas por la exclusión y la persecución criminal de
los gobiernos de Acción Democrática, abandonar la guerrilla para insertarse en
la vida política, social y laboral, hecho que conocemos como la política de
pacificación.
La derecha, particularmente la empresarial, estaba consciente
que la izquierda y sus militantes no eran opción de poder. La televisión ofrece
trabajo a escritores de izquierda, al tiempo que el gobierno del presidente
Caldera buscaba una mejor televisión, dentro de su visión de país. Esto lo
cuenta José Ignacio Cabrujas (maestro del teatro, la televisión y el cine
venezolano) en su artículo ‘de cómo la televisión se planteó ser menos
estúpida’:
“Esta tarde hubo caras largas en el canal 2. Regresaba la Alta
Gerencia de una tortuosa reunión en el Palacio de Miraflores… Esa tarde el
doctor Caldera había expresado que él deseaba una pantalla sana, sin nalgas,
sin sollozos, donde a modo de ejemplo se pudiesen ver de nueve a diez p.m.,
cosas como Las Lanzas Coloradas, El Sargento Felipe, Incurables, o La Ilíada.
Era la primera vez que un Presidente de Venezuela, le recordaba a la televisión
comercial sus fines, aquellos que son ley y no trampa: divertir, informar y
educar, pero sobre todo dentro de una estrategia común al Estado y a los
particulares, vale decir, al país…”
Surge entonces ‘la telenovela cultural’, nueva forma de hacer
dramáticos, hija de la pluma de grandes escritores como José Ignacio Cabrujas, Julio César Mármol, Román Chalbaud,
Salvador Garmendia. La telenovela venezolana, con altos niveles de sintonía,
retrataba héroes, luchas históricas, y problemas de nuestra cotidianidad; se
hacían dramas de forma cruda, real, y sin obligatorio final feliz.
Poco tiempo pasaría para que el paradigma comercial acabara con
este naciente género, y se volviera a la telenovela tradicional, pero con una
diferencia. Por primera vez Venezuela exportaba algo que no fuera petróleo:
Latinoamérica, Europa, Estados Unidos, e incluso los países árabes siguieron
con atención los dramas criollos.
Capítulos finales arrasaban en sintonía en el mundo, con enormes
ganancias para las productoras locales. La crisis venezolana iniciada en los
ochenta, sumada a la dependencia tecnológica, y principalmente otros factores,
absorberían gran parte del dinero adquirido, y la apuesta a un sistema nacional
de producción masiva de buenos contenidos, aprovechando el posicionamiento
mundial.
La Televisión venezolana
inició sus producciones de programas a colores en 1972. Las
instalaciones técnicas policromáticas propias comenzaron a operar en 1975,
aunque la primera transmisión en colores la realizó en 1969, con una señal no
originada en Venezuela: el rescate, en el Océano Pacífico, de la tripulación
astronave Apolo XI que llevó el hombre a la luna.
El inicio formal de las transmisiones policromáticas se efectuó en 1981, luego que el Gobierno de
Venezuela autorizara las transmisiones a todos los canales, entonces prohibidas
desde 1974. Con el color, la televisión adquirió un valor estético y
comunicativo muy importante que se tradujo en una imagen más impactante y
atractiva.
La apertura del color significó un gran reto técnico, un colosal
esfuerzo financiero y gerencial, más un océano de nuevas implicaciones en
relación con la influencia del medio sobre el resto de la sociedad y la
cultura.
En los años 80-90, la
televisión abandonó la posibilidad de un modelo propio de telenovela (la
telenovela cultural) y retoma el romanticismo. Se hace presente una crisis
económica real en Venezuela, y la apuesta no sólo es producir para el país,
sino para el mundo. Ya en los setenta, Venevisión concretaba la venta a
Centroamérica y Estados Unidos de su primera telenovela: “Esmeralda” obra precursora de la venta de nuestros
productos televisivos en el exterior.
La televisión venezolana, de manos del sector privado, logró
records impresionantes en el mundo con su principal producto. En España, uno de
los capítulos finales más vistos en su historia televisiva es el de la
venezolana ‘Cristal’ (Delia Fiallo, 1985) esto significó también enormes
ganancias para las productoras locales. “Abigail”, “Topacio”, y otros dramas,
no sólo marcaron la televisión europea de la época, sino que viven aún en
Europa, bien sea transmitidas por la TV de esos países (valga decirlo, pagadas
en euros por esas televisoras), o en el recuerdo de generaciones que crecieron
con dramáticos venezolanos.
La telenovela en Venezuela se convirtió en el producto de
exportación más importante del sector no petrolero: “Se estima que, solamente
en 1992, los ingresos por derechos de transmisión de las telenovelas
venezolanas alcanzaron una cifra entre los 40 y 50 millones de dólares, lo cual
equipara a la industria televisiva con las exportaciones mejor consideradas…”
(IESA, Venezuela: El reto de la competitividad, citada por Francisco Tremonti,
en la revista Comunicación, 1995, P-7)
Hasta 1993, 38 países en el mundo entero conocían alguna
telenovela venezolana. A través de Coral Pictures (RCTV) y Venevisión
Internacional, distribuidoras creadas con divisas de las exportaciones de estos
monopolios venezolanos (fueron constituidas en Florida, Estados Unidos),
llevaron la telenovela a EEUU, Europa y Asia, con ganancias, en dólares, mucho
mayores a las antes citadas.
Contradictorio que una televisión que ganó tantas divisas por
exportación, continuó dependiendo de los dólares que producía Venezuela, a
través de PDVSA, para su equipamiento y costos internacionales, a través del
Régimen de Cambio Diferencial (Recadi) ente regulador del control de cambios
que rigió en buena parte de los años 80.
Esta es una muestra de la naturaleza de la empresa privada, que
necesitó acabar con el poder político de la época, ayudado por la incompetencia
del mismo, buscando tomar a Venezuela sin un intermediario que denunciara su
carácter rentista e improductivo.
Venezuela ha sido protagonista de grandes sucesos, que tienen un
valor histórico, que en su época fueron transmitidos en vivo y en directo por
algunos de los canales de señal abierta de la televisión venezolana. Este
material audiovisual, nos sirve para documentarnos, recordar, entretenernos y,
algunas veces, hasta nos hacen llorar.
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