In Memoriam
HACE TRES AÑOS PARTIO HACIA LA
INMORTALIDAD NELSON MANDELA
No ha existido en la
política de nuestro tiempo una figura más popular, admirada y universalmente
respetada que el sudafricano Nelson Mandela, ícono de la lucha contra el
apartheid, al que derrotó, antiguo líder del Congreso Nacional Africano, primer
presidente negro de su país y Premio Nobel de la Paz.
Su liberación en 1990 tras
27 años de cautiverio dio inicio, trabajando estrechamente con el presidente
reformista Frederik de Klerk, a una complicada pero finalmente exitosa
transición desde la dictadura segregacionista blanca hasta la democracia
multirracial, que alumbraron unas elecciones libres ganadas por el Congreso
Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), un Gobierno de unidad y una
nueva Constitución.
Pese al rencor acumulado
tras tantos años de represión y a los estallidos de violencia que jalonaron el
delicado proceso, Mandela, paradigma de integridad, nunca se cansó de instar a
la paz civil y a la reconciliación de los sudafricanos. Su obsesión fue
conseguir y preservar la unidad de la "nación arco iris".
Durante
su mandato presidencial, entre 1994 y 1999, Mandela, con su extraordinario
carisma, su rechazo a las medidas radicales y su elevado sentido de la
responsabilidad, fijó los pilares políticos y económicos de la nueva Sudáfrica,
y medió en los conflictos del continente, pero dejó sin resolver graves
déficits sociales. Tras jubilarse de la política y pese a su avanzada edad, el
mitificado dirigente, llamado Madiba por sus paisanos, continuó activo en una serie
de causas humanitarias hasta que su paulatino apagamiento físico le apartó de
la vida pública, aunque no de los pensamientos y los corazones de su agradecido
pueblo.
En junio de 2013, una grave infección respiratoria colocó a Mandela a
las puertas de la muerte. Sumido desde entonces en un estado crítico, el 5 de
diciembre de 2013 el histórico estadista falleció en su casa de Johannesburgo a
los 95 años.
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