miércoles, 13 de diciembre de 2017

HACE 95 AÑOS ( El 14 de Diciembre de 1922) COMENZO LA ERA PETROLERA EN VENEZUELA

Trabajadores petroleros presentes durante el reventón
Trabajadores petroleros presentes durante el Reventón del Barroso II. Algunas personas en ese momento histórico decían que El Barroso alcanzó alturas de un rascacielos.
El reventón petrolero más famoso fue el del pozo Barroso II en 1922, el cual derramó 100.000 barriles diarios antes de ser controlado al cabo de nueve días. Desde esa fecha quedamos signados como país petrolero, y tres años más tarde sus exportaciones superaron a las tradicionales de café y cacao. Con una velocidad nunca vista, pasamos de ser un país rural a uno urbano. Desde entonces el Estado ha dispuesto de grandes recursos y el petróleo ha aportado alrededor de un 50% de los ingresos fiscales y más del 90% de los ingresos de divisas. 
El 14 de diciembre de 1922, en el campo de Santa Rosa, salta el pozo Los Barrosos, número 2 y en nueve días brota un millón de barriles. Comienza el auge petrolero venezolano.
En 1924 existen setenta y tres compañías. La mayor parte de la producción está en manos del grupo Shell, en el Lago de Maracaibo, y del grupo Standard, en el oriente del país. Pero este último grupo en proporción menor, como pudo observarse en la crisis económica mundial de 1929 a 1933.
En el año 1934, Venezuela exporta unos veinte millones de metros cúbicos de petróleo, que suben a treinta millones entre 1938-1942, tiempo postgomecista. De modo que entre 1913 y 1934 —tiempo central de la dictadura— no se alcanzaron producciones extraordinarias en relación con el consumo universal, pero si suficientes para dar un vuelco a la economía nacional. Sólo a partir del año 1943-1944 existe un violento crecimiento de la producción y, por tanto, de la economía petrolera.

Para tener una dimensión del abuso inicial del pillaje petrolero entre una década y tanto exactamente desde 1917 a 1928 se extraen de la Costa Oriental del Lago (COL) de Maracaibo 264 millones de barriles con una ganancia cercana a 300 millones de dólares de los cuales a Venezuela solo le queda el 3% es decir apenas 8 millones de dólares. Las trasnacionales fueron los amos del crudo en Venezuela con e inicio de la explotación petrolera. 
Para la Venezuela de hoy en día después de más de un siglo le llegó la hora de saber que los contratos petroleros ocurridos a partir de 1912 le correspondieron a la filial de la General Asphalt, denominada The Caribbean Petroleum Company, quienes bajo el manto del entonces General Juan Vicente Gómez quien gobernó al país bajo un golpe de Estado en Contra de Ciprino Castro los favoreció en las primeras concesiones sobre los territorios de los estados Mérida, Trujillo, Zulia, Lara, Falcón, Carabobo, Yaracuy, Sucre, Monagas, Anzoategui y Nueva Esparta.
Las condiciones fueron de un bolívar por hectárea, las regalías de apenas dos bolívares por tonelada métrica de producción bruta y un ínfimo derecho por importación de productos refinados.
El Ministerio de Obras Públicas destinó el 50% de su presupuesto para la construcción de carreteras atrayendo con esto el modelo del vehículo y todo el desarrollo petrolero en manos de las trasnacionales quienes trajeron el poder de los Intendentes y Jefes Civiles, así se creó el poder policial venezolano.
La importancia de la industria petrolera se refleja en el proceso histórico del presupuesto nacional. En 1936, cuando comienza el período, los ingresos están situados en 274 millones de bolívares; en 1945 habían subido a 713 millones; en 1946 pasan a 1.099 millones; en 1950, a 2125 millones, y en 1960, a 6812 millones. Entre 1962 y 1976, con cambios en los precios que ha sido el elemento fundamental, y regularizada la producción con una política que culminó en 1975 con la tan “cacareada nacionalización petrolera”. 

Las cifras globales debidamente computadas sobre el petróleo producido desde el gomecismo al puntofijismo y su proyección en la vida de los venezolanos, resultan reveladoras de la incapacidad de la clase dirigente del país para gobernar en aquellos largos años, para lograr la vida a plenitud del pueblo, en el sentido que se da a esta expresión en el denominado mundo desarrollado. A esa incapacidad, frustración histórica, o como quiera llamársele, se le ha dado la vuelta para atribuirle la responsabilidad al imperialismo, a la intervención de las potencias, Inglaterra y Estados Unidos de Norteamérica. En una dialéctica histórica más auténtica habría que dividir la carga: Incapacidad interna (falta de nacionalismo, dictadura, debilidad, falta de educación de la clase política que gobernó en esa época, corrupción y pare usted de contar) e imperialismo prepotente, saqueador, abusador e insensible. 

El pueblo salió a la luz contemporánea tal como había entrado en 1830: campesino analfabeto, pobre, enfermo, deprimido, a medio vestir y descalzo. Pero curiosamente con unidad en la cultura, igualitario, con la identidad intacta y las esperanzas renovadas. El pueblo, pues, sobrevivía en la peripecia histórica venezolana tan difícil y tortuosa, que va del caudillismo de José Antonio Páez, al caudillismo corrupto de babosos y asesinos puntofijistas, más de siglo y medio de pura tragedia. 

De modo que la imagen de prosperidad del país (donde los únicos que se beneficiaron fueron los burgueses) no es otra cosa sino la imagen proyectada por el presupuesto del Estado, compuesto en su mayor parte por la renta petrolera. En resumen, el país rural que fue Venezuela entre 1830 y 1935 se transformó en el país petrolero de este tiempo.

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