UN RECUERDO Y UNA
ORACION
POR TODOS LOS FIELES
DIFUNTOS
Al día siguiente de la
Fiesta de Todos los Santos, la Iglesia Católica celebra, el 2 de noviembre, la
“Fiesta de los Difuntos”.
La Iglesia recuerda la
enseñanza de San Pablo, en que todos están llamados a la santidad. Por eso se
reza por todos los difuntos.
En la Iglesia Católica, para esta celebración se recita el
Oficio de Difuntos y las Misas son de Réquiem, excepto cuando el 2 de noviembre
cae en domingo, pues no se puede celebrar misa de exequias o de difuntos en
domingo.
En España, Portugal y América Latina es tradición que los
sacerdotes celebren tres misas ese día.
La tradición de asistir
al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo,
está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la
convicción de que el ser querido que se marchó pasará a una mejor vida, sin
ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.
En Venezuela es una
antigua costumbre cristiana visitar los cementerios el día de los difuntos, se
arreglan las tumbas de los difuntos con flores y se reza por ellos.
En
otras partes del continente como en México,
sí se realizan fiestas, y colocan altares en las casas, dando como ofrendas comidas y bebidas a los que ya no están físicamente.
Estos altares generalmente se dividen en tres niveles que simbolizan la tierra, el
purgatorio y el cielo.
Además
si el difunto creía en algún Santo se colocaban las imagines como manera de
protección, los objetos personales que usaba, un puñado de tierra que recuerda
que polvo somos y al polvo hemos de volver, inciensos que representan las
oraciones que se le elevan al cielo y que los aztecas y mayas creían hacia un
contacto entre el cielo y la tierra
“Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus
antepasados, que desempeña una función social que recuerda el lugar del
individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad…”
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