ANA MARIA
CAMPOS UNA
HEROÍNA REVOLUCIONARIA
Un 17 de octubre, hace 188 años, murió la heroína de la independencia,
Ana María Campos.
Nacida el 2 de abril de 1796 en Los Puertos de Altagracia del
estado Zulia, en el occidente del país, Ana María Campos y Cubillán de Fuentes,
conocida en la historia de su estado natal y de Venezuela como Ana María
Campos, fue desde muy joven seguidora de las ideas emancipadoras que perseguían
liberar a la nación del imperio español.
Hija de Domingo Campos y María Ana Cubillán, la joven Ana María
fue criada en las prácticas de la religión católica, propio de la época y de
las costumbres de las familias de buena posición.
Tanto su curiosidad como su personalidad impetuosa le
permitieron conocer de manera indirecta los escritos y pensamientos libertarios
que despertaron su vehemencia por la igualdad, la libertad y la fraternidad, valores
que la llevaron a resistir uno de los más viles atropellos a una mujer en el
siglo XVII, pero que su por gallardía, la convirtieron en una heroína de la
historia emancipadora de Venezuela.
La casa de los Campos
Cubillan, era el punto de referencia para los patriotas de la provincia de
Maracaibo, era un sitio seguro de asilo y salvación, para la conspiración, allí
se reunían para organizar la resistencia y para hacer proselitismo de la
libertad.
Ana María Campos, en plena
juventud, ofreció su ayuda a los patriotas y su colaboración en la organización
y participación en las reuniones clandestinas, dejando oír su voz. Fue en uno
de estos encuentros que dejó conocer su frase célebre inmortal “ Si Morales no
capitula, monda”.
Ana María Campos fue
delatada, hecha prisionera y conducida ante el gobernador de Maracaibo, Capitán
Francisco Tomás Morales, quien perseguía a los patriotas con saña. Frente a
morales la joven Ana no se desanimó, por el contrario con la frente en alto le
explicó las razones que la inducían a creer que si no capitulaba estaba
perdido.
Como castigo, la azotaron con el torso totalmente desnudo y
montada sobre un asno, en señal de humillación. Sin doblar su cuerpo ante los
latigazos asestados por Valentín Aguirre, Ana María repetía: “Si Morales no
capitula, monda”.
La costumbre de las autoridades de la monarquía española de
aplicar latigazos, estaba destinada a las mujeres, para los hombres estaba
reservada la ejecución sumaria sin juicio, y la no menos tormentosa y
convincente desmembración y fritura de cabeza en aceite, para evitar el riesgo
de una nueva propagación de las ideas libertarias.
Tras cada azote, tras cada latigazo, el verdugo preguntaba si se
quería disculpar con Morales, y, con voz alta la mujer repetía la misma la
frase, que se hizo cierta el 24 de julio de 1823 en la batalla naval del lago,
que consolidó la independencia de Venezuela.
Ana María nunca pudo
recuperarse del maltrato físico que recibió, pero logró estar con vida y
presenciar cómo sus sueños de libertad se hacían realidad con la victoria de
los patriotas en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, el 24 de julio de
1823; donde se sello la independencia de la Provincia de Maracaibo, obligando a
Morales a acogerse a los exigentes artículos de capitulación ofrecidos por los
independentistas.
A los pocos años murió Ana
María. Algunos historiadores afirman que
fue bañándose en las aguas del Lago al sufrir un ataque de epilepsia producto
del trauma físico que le dejo la tortura a la cual fue sometida, otros aseguran
que una vez liberada camino un largo trayecto y devastada por el cansancio y el
quebranto físico cayo a las puertas de un convento donde fue atendida por un
medico pero al poco tiempo falleció.
La
heroína venezolana soportó firmemente la tortura, de la cual nunca se recuperó
y que le cobró la vida el 17 de octubre de 1828.
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