HISTORIA ANONIMA DE UN
DON QUIJOTE VENEZOLANO
Este personaje cuya historia está llena de
aventuras y peripecias desde sus primeros años de vida en los Andes
venezolanos, hasta su inesperada muerte en Panamá y el novelesco regreso a la patria de sus
restos mortales, fue bautizado como Rafael Inchauspe Méndez, pero es conocido
como Rafael de Nogales Méndez, quien nació
en San Cristóbal, Estado Táchira, el 14 de octubre de 1879. Murió en Ciudad de Panamá, el 10 de julio de
1936. Fue un militar, mercenario y escritor venezolano.
A los 7 años de edad, fue enviado
a estudiar a Europa, allí fue educado bajo una estricta disciplina militar, con
tutores privados de Alemania y Bélgica que le enseñaron el arte de la guerra y
su estrategia, lo cual influyó decidamente en la orientación de su vida. Estudió
filosofía, letras y ciencia en universidades de Barcelona, Bruselas y Louvain.
Aprendió a hablar con perfección y fluidez varios idiomas. Además del
castellano, hablaba inglés, francés, alemán, italiano, árabe y chino, muchas
veces fue confundido con un nativo de Francia o de Suiza por su impecable
acento.
Conocido como un verdadero
caballero andante, fue un aristócrata socialista educado con mucho esmero.
Intervino en numerosos
conflictos bélicos desde finales del siglo XIX: en 1898 en la guerra entre
España y Estados Unidos; en 1902 en la Revolución Libertadora de Venezuela; en
1904 en la guerra ruso-japonesa. Regresó a Venezuela en 1908, tras el golpe de
Estado de Juan Vicente Gómez que derrocó a Cipriano Castro. No obstante, volvió
a exiliarse a causa de su enemistad con el nuevo presidente.
En su recorrido por el
mundo, fue un soldado que peleó junto a los españoles contra la invasión de
Estados Unidos a Cuba; un traficante de armas en la frontera mexicana; un
vaquero en Arizona y minero en California; cazador de ballenas en Alaska y de
jabalíes en el Jordán; un espía en la guerra chino/japonesa, y un alto jefe
militar en las filas del ejército Otomano y en las Fuerzas Expedicionarias Persas
de la Primera Guerra Mundial.
Fue guerrillero en la
Revolución Mexicana y en la Nicaragua de Sandino, así como fiel opositor al
régimen de Juan Vicente Gómez en Venezuela. Nogales Méndez estuvo en contacto
directo con los imperios, zarista, prusiano, austro/húngaro, otomano, manchú,
inglés, español, francés, belga, holandés, portugués y el naciente imperio
norteamericano.
Llegó a obtener la Cruz de
Hierro de Primera Clase de manos del káiser Guillermo I así como el sable de
Mejishovon y la estrella de Mechedieh.
Luego de la Primera Guerra
Mundial, colaboró con el revolucionario nicaragüense Augusto César Sandino.
En California se unió a
las fuerzas del revolucionario mexicano Ricardo Flores Magón, y cuando su
rebelión termina vuelve a Venezuela que está bajo el gobierno de Juan Vicente
Gómez. Siendo Gobernador de Apure se alzó en armas contra Gómez, pero fue
derrotado y nuevamente se tuvo que ir del país.
Escribió varios libros
sobre sus experiencias: “Cuatro años bajo la Media Luna” (1925), sobre su
experiencia como oficial del ejército otomano. “El saqueo de Nicaragua” (1928),
y “Memorias de un Soldado de Fortuna” (1932). Sus comentarios acerca de las
atrocidades cometidas contra los armenios por el Imperio otomano, contenidos en
el libro “Cuatro años bajo la Media Luna”, constituyen uno de los testimonios
occidentales acerca del genocidio armenio.
En 1936 regresó a
Venezuela, tras la muerte de Gómez. En su lugar estaba el General López
Contreras. Se le ofrecían dos opciones, la política y la militar. Pero en la
primera saltaban a relucir la envidia y la mezquindad, él brillaba demasiado y
opacaría a los demás; y en la segunda sucedía algo similar, sus técnicas y
propuestas no eran muy bien recibidas por miedo al reemplazo o a la
humillación, por lo que viajó a Panamá, al ser invitado para estudiar la
gendarmería en ese país.
Estando en Panamá, el 10
de julio de 1937 amaneció muy enfermo de pulmonía, falleciendo a las 2 y 45 de
la tarde, sus pocas pertenencias denotaban el grado de pobreza en que se
encontraba.
El 24 de Julio de 1937,
cuando se celebraba precisamente el natalicio del Libertador, llegó a La Guaira
en el vapor de carga “Orazio”, de
bandera italiana, procedente de Panamá, un bulto anónimo que estuvo dando
tumbos muchos días sin que nadie lo reclamara. Ante el inminente zarpe del
barco que debía seguir su rumbo, el Capitán ordenó abrir el enigmático
envoltorio tomando todas las medidas de prevención ante la posible existencia
de un artefacto explosivo, ya que Francia y Alemania estaban en guerra y si
bien Italia aún no había entrado al conflicto, lo haría meses después.
Pero, lejos de cualquier
objeto bélico, aquel bulto lo que guardaba era una nada agradable sorpresa. Los
marineros saltaron llenos de asombro, cuando al romper el envoltorio del
curioso paquete, ante sus ojos apareció la figura de un hombre… era un cadáver.
Nadie sabía qué hacer con
aquella mortuoria encomienda sin aparente lugar de origen, sin remitente que se
responsabilizara de su envío ni un destinatario que fuera a recibirlo.
Ante la evidencia de aquel
extraño polizón, a quien nadie reclamaba
ni daban explicaciones de cómo había ido a parar en el buque “Orazio”, en su
itinerario Génova(Italia)-Valparaíso(Chile), vía Panamá, finalmente decidieron deshacerse de tan comprometedor
encargo, porque la nave debía seguir hacia su destino final, y fue entregado a
las autoridades venezolanas, que decidieron trasladarlo a Caracas, siendo enterrado
en el Cementerio General del Sur, el 2
de agosto de 1937 sin honores ni ceremonia.
Atando cabos, más tarde,
familiares de Rafael de Nogales Méndez, al saber de su fallecimiento y de la
llegada al Puerto de La Guaira de un cadáver anónimo procedente de Panamá que
fue sepultado en el Cementerio General del Sur, solicitaron permiso para
realizar la exhumación del difunto viajero y se encontraron con la sorpresa de que
era precisamente el cadáver de su pariente. Lo que nunca supieron fue cómo
apareció entre los bultos que cargaba el barco “Orazio” desde Panamá a
Venezuela aquel 24 de Julio de 1937.
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